Guerra sucia: Ecos del debate
Desde antes del debate del pasado viernes 29 de abril, del que al menos dos se colgaron el triunfo: ALEJANDRO MURAT, de la coalición “Juntos Hacemos Más” y JOSÉ ANTONIO ESTEFAN GARFIAS, de la coalición “Con Rumbo y Estabilidad por Oaxaca” (CREO), se condensó con singular perversidad, la guerra sucia, que involucró principalmente, a los dos aludidos candidatos. El viernes, una conocida columna del diario “Reforma”, arremetió en contra de MURAT, con el argumento de que su campaña no levantaba y la preocupación en el equipo de campaña. Si bien es cierto que en el debate mostró mucho más aplomo y seguridad que sus adversarios, el daño de los trascendidos, al igual que una nota del diario “El País”, ya estaba hecho.
El mismo día, el diario “El Universal” le dedicó una nota relevante a JORGE CASTILLO DÍAZ, principal promotor y financiero de PEPE TOÑO ESTEFAN, además, hombre fuerte del gobernador GABINO CUÉ. La información abordaba algunos de sus excesos y datos ya trascendidos respecto a su fortuna, sus viajes, la formación de sus hijos en el extranjero y el litigio aquel del Sistema de Administración Tributaria (SAT), al asegurarle 64 millones de pesos. Sólo quien no conozca la situación política actual ignora la cercanía de CASTILLO y ESTEFAN GARFIAS. Se filtró también en las redes sociales, las cuentas del último en dólares en bancos norteamericanos, que nadie ha desmentido a la fecha.
Si bien es cierto que el tema que más permeó en el debate fue el de “corrupción” y pese a sus constantes denuestos y provocación, la insistencia del candidato del Partido del Trabajo (PT), BENJAMÍN ROBLES MONTOYA, en la que se ha dado en el gobierno de CUÉ, tuvo como destinatario a CASTILLO DÍAZ. Podemos criticarle al candidato sus puntillosos y reiterativos comentarios en contra del ejecutivo. Pero hay algo que nadie le puede negar: conoce como pocos los entresijos del actual régimen y quiénes han sido los que se han llenado los bolsillos. Hoy que está a punto de desentrañarse el acertijo de la sucesión, han empezado a salir a flote algo más que las corruptelas y otros pecadillos del gobierno de la alternancia que tienen al estado en bancarrota.
La guerra sucia se ha ventilado en algunos medios nacionales y poco en los locales. Pero en donde se ha vertido lo peor es en las redes sociales, que para ese propósito han sido un instrumento idóneo, no sólo para filtrar información, datos y trascendidos, sino asimismo denuestos, descalificaciones y diatribas. (JPA)