García Jarquín: Intentos de desestabilizar
POLÍTICA DE SUMA CERO
Sin duda alguna, el ex presidente municipal de la capital, JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ FRAGUAS, que huyó del cargo antes de entregar la estafeta como compete a un político de experiencia y disciplina partidista, le dejó a su sucesor, OSWALDO GARCÍA JARQUÍN, una capital convertida en rehén de grupos, organizaciones y mafias del comercio en la vía pública. Hoy entendemos. La faramalla de los “miércoles sin ambulantes” fue sólo un teatro, montado para estimular, por debajo del agua, el crecimiento anárquico del comercio informal.
Desde hace meses el fenómeno se veía venir. Nada más se dio el cambio en el gobierno de la ciudad y a GARCÍA JARQUÍN se le soltaron los demonios. En efecto, los comerciantes y dirigentes hicieron cuanto pudieron para instalar el tianguis del “Día de Reyes” en el Paseo Juárez “El Llano”. Sin embargo, se toparon con pared. El Cabildo en pleno decidió que dicho parque no será utilizado más para instalar vendimia. Es más, lo que no ocurría desde hace tiempo: el edil instruyó a la Policía Municipal resguardar el citado parque. Luego de los jaloneos, finalmente los mercaderes en la vía pública decidieron retornar a su sitio: las calles de Curtidurías y Derechos Humanos, en Jalatlaco.
Más allá de haber salido bien librado de este bautizo de fuego, los manejadores y titiriteros que están detrás del ambulantaje cumplieron su propósito: amagar, amenazar y medir fuerzas, para constatar que GARCÍA JARQUÍN tiene un lado débil: no tiene negociadores políticos para desactivar este tipo de intentos desestabilizadores. Quienes cumplen funciones específicas en la relación con el comercio establecido e informal, carecen de elementos para poder paliar una amenaza como la que se dio la semana pasada. Les hace falta pues, colmillo político, dado que el ambulantaje y quienes están detrás, forman un poder fáctico con nexos inescrutables. Si bien el propósito fue sólo amagar, es una lección que debe aprender el nuevo equipo en el gobierno municipal, para que no lo sorprendan de nuevo. El mal ahí está. Es una enfermedad latente que puede brotar en cualquier momento. Sólo hace falta que alguien le pique para que reviente la podredumbre. Si la idea es acotar de una vez por todas al comercio informal, hay que ir a fondo y sin vacilaciones. De momento líderes y comerciantes se replegaron. Pero eso no es suficiente. Ya vendrán nuevas temporadas para que sigan en lo mismo: tratando de apropiarse de los espacios públicos y venderlos al mejor postor. (JPA)