Entre el hartazgo y el miedo
DE PARADOJAS Y UTOPÍAS
RAÚL NATHÁN PÉREZ
1).- Termina el suplicio
En estos días termina un suplicio ciudadano: las campañas políticas. Se trata de un proceso histórico, sí, pero jamás vivimos uno tan prolongado: precampañas, inter-campañas, campañas. Se entiende que elecciones concurrentes son más complejas. Pero en éstas se ha exagerado hasta el delirio. Nos salvó el Mundial de Fútbol, Rusia 2018 y la fecha límite, del hartazgo de encuestas, publicidad, spots, videos, memes, mensajes, discursos, diatribas, denuestos, descalificaciones, filtraciones, agarrones, atentados, debates. Éstos han sido, además de un espectáculo circense, el reality show que animó el morbo de los ciudadanos. Hay entre la ciudadanía un justificado desencanto y aburrimiento. Después de meses de show, muchos quedamos exhaustos, hartos, sofocados. Miles de millones de pesos tirados a la basura. Somos una democracia sui generis que ha resultado demasiado onerosa.
4).- La misma película
Este experimento del Instituto Nacional Electoral (INE), puede dejar más dudas que certezas. Una sobre-saturación de imágenes, discursos, tonaditas, jingles, etc. Encender la TV, aún hoy, es encontrarse exactamente con tomas recurrentes de mítines, entrevistas, declaraciones, alusiones. “No hay más alternativa que yo”, “yo mero”, “la corrupción”. Los dislates verbales de AMLO; los brinquitos de Meade; los arrebatos de Anaya. Y temas trillados. En los medios impresos, digitales, en las redes sociales y su falta de regulación, los mensajes se han diluido de forma espectacular. Pocos le apostaron a los primeros. Buscaron la celeridad del ciberespacio. Lo efímero y fugaz, aunque efectivo de las redes. Salir de casa era toparse con un fenómeno similar: espectaculares, bardas, laterales y traseros de autobuses urbanos, taxis con calcomanías, trípticos. El corporativismo y el clientelismo político a tambor batiente. Contaminación visual, auditiva, mental. La plática de café, de la comida en casa, de las discusiones entre consanguíneos o amigos. Una polarización electoral que ha estado bajo fuego criminal. “Las elecciones del terror y el narco”, les llaman. Candidatos como tiro al blanco; otros amenazados y los menos –se dice- blindados por los cárteles.
3).- Procesos internos y litigios
El primer revés a la tolerancia ciudadana fueron los procesos internos. Una lucha desgastante para amarrar las candidaturas. Registros, validación de documentos, escrutinio de las dirigencias y comisiones de procesos internos. De diez pasaba uno. Los bateados se iban echando pestes. Había quienes ya se asumían como “los palomeados”. Pero no. Muchos se pasaron a los partidos opositores. Hace un par de años eran tricolores, ahora son rojos, albiazules, anaranjados, amarillos o viceversa. Una descomposición moral de la política. La podredumbre a flor de piel. ¿Ética política? ¿Pero cuál? Actores que se despojaron de todo principio y abjuraron del partido que les dio poder y riqueza. Medios y redes sociales dieron cuenta de los cachondeos, menos y escarceos. Éste ya “estaba amarrado”; al día siguiente lo bajaban. Perdedores, reciclados, ilusos, desorientados, obsesionados, obnubilados con las candidaturas, simplemente se fueron al carajo. A rumiar su frustración por otro lado y a votar en contra.
4).- El realityshow refrito
Para dejar constancia de que existe una casta política, el reciclaje fue un verdadero show, sobre todo en el PRI. Las mismas caras, las mismas jetas, el mismo rollo. Aunque hubo rostros nuevos. Fueron caras jóvenes en contraste con viejas, acartonadas y resanadas. Van una, van otra y lo mismo. Y si pierden mejor. Volverán por sus fueros. Han hecho de las campañas un modus vivendi y de las prerrogativas su negocio. Este fenómeno también se presentó, aunque menos, en MORENA, PAN, PRD, PC y membretes como PSD. Los caciques tuvieron que echar mano de los mismos, como si no hubiera más. Diputados (as) locales abandonaron su responsabilidad legislativa y se lanzaron de nuevo, para repetir o buscar otro cargo. Pero dejaron un pie dentro. La parálisis legislativa los tuvo sin cuidado. Los panistas doctrinarios y persignados de hace poco, convertidos en devotos y acólitos de “ya sabes quién”. Pasaron de la ideología de la fe a la del populismo recalcitrante, sin rubor alguno.
BREVES DE LA GRILLA LOCAL:
— Ayer cerramos esta colaboración con el buen sabor de boca del triunfo de México sobre Corea. Bien por el equipo mexicano, que con la derrota de Alemania recuperó algo de su mala estrella. Nadie le apostaba un peso. El escarnio público fue brutal. Pero ahí la lleva. ¡Que viva México!
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