De paradojas y utopías 

Empecinamiento y victimización

1).- Disciplina y apego a principios

No es una terquedad insistir: en política, como en la cocina, quien no quiera salir raspado u oliendo a cebolla, que no se meta a estos menesteres. Siempre habrá ganadores y perdedores. Reconocerlo es altura de miras… o de resignación. Como en la diplomacia. Ya vimos a Polo de Gyves. Ha hecho carrera en “lucha social” y en golpeteo; en extorsión y huachicoleo de energía. No en derecho internacional.

Cientos de encargados de negocios, consejeros, primeros secretarios, esperando una oportunidad y nombran embajador a alguien sin perfil, ni carrera, ni remota idea. Un simple vividor. Así es la política. Así lo fue durante “la dictadura perfecta” instaurada por el PRI. Así lo es en tiempos de la 4T. Se premia la ignorancia y la inmediatez; las complicidades y los compromisos. Y aquí no valen los melindres ni berrinches. Menos la victimización. La política amateur no es sinónimo de sensatez.

2).- El costo de la novatez

Hace poco más de tres años la senadora Susana Harp era ajena a la política. Lo suyo era la interpretación musical. Ahí tiene un lugar especial entre los oaxaqueños. Ante la falta de cuadros conocidos para el proceso de 2018, en la directiva estatal de Morena la incluyeron en las encuestas. Y se indignó. Aquí no hay amnesia histórica. Hay pruebas. Cuando vio cómo venía la cosa, cambió la interpretación de La Martiniana y La Llorona, por la política, los indígenas y los pueblos afromexicanos.

Aprovechando la mala fama que le han acuñado a su colega Salomón Jara –entre los que me incluyo-, hasta de presuntos nexos criminales, no faltaron los clásicos cilindreros que le dieron cuerda a la senadora. Y la ubicaron en la antesala, no sólo de la candidatura sino de la gubernatura. Algo que los analistas interpretan como un virtual madruguete. Le recomendaron cautela y pies de plomo. Pero la inercia era mayor.

3).- La victimización

Sin embargo, lo único que ha hecho hasta hoy es socavar la fuerza de Morena. Su dirigente nacional, Mario Delgado le dio la puntilla: no es cuestión de popularidad. Su insistencia en que los oaxaqueños queremos una mujer como gobernadora, es un decir. Fue su partido el que definió las asignaciones por género. Y Jara Cruz puntea en las encuestas. Con el respeto que le tengo, nada nuevo descubrió Raymundo Riva Palacio, en su columna “Estrictamente Personal” de El Financiero, lunes 17 de enero, sobre las presuntas operaciones criminales en el Corredor Interoceánico (CIIT) y que la lucha de la legisladora sea un riesgo de muerte.

Hay que ver lo que ocurrió en Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Nayarit y Sonora, en el pasado proceso. La narco-política, pues. Grave, endosarle una cruzada anti-narco, cuando hemos visto el fracaso de la política de abrazos no balazos. Por el contrario, su posición es de abierta rebeldía e indisciplina, de las que AMLO –por cierto- no ha dicho ni esta boca es mía. Aplica sin duda el principio del liberalismo, laissez faire, laissez passer. Dejar hacer, dejar pasar. Más grave aún, apostarle a un litigio mediático sesgado, operado por ex funcionarios apestados del actual régimen estatal.

4).- Un madruguete oneroso

Apenas empieza a tragar sapos y ya se hartó. En la larga hegemonía priista y aún hoy, en el delirio triunfalista de Morena, nuestra política aldeana ha sido sólo de prácticas truculentas y ominosas complicidades. Harp, recién empezó a caminar en el oficio. Le falta aún sorber los tragos amargos del desencanto, los desencuentros, las deslealtades. Ahí no hay moral. Y si la hay, como dijera “El Alazán Tostado”, Gonzalo N. Santos, sólo es un árbol que da moras. Debería leer el brillante ensayo de Luis F. Aguilar Villanueva, que publicó Nexos en octubre de 1982: “Weber: la política, después de las ilusiones”.

5).- Sumar, sumarse o sumirse

Susana puede hacer mucho más desde su posición en la Cámara Alta –si es que no le ofrecen algún premio de consolación en el gabinete- que estar sin experiencia, sin tablas, sin fogueo político, al frente de esta perpetua comisaría, que es el gobierno oaxaqueño. O que Flavio Sosa haga movilizaciones y recree el infierno del 2006. El azar la puso en un sitio privilegiado: el Senado de la República que, hay que reconocerlo, lo ganó en las urnas. Pero el camino ha sido llano. El golpeteo en ruta a la candidatura ha sido el menor.

La Sala Superior del TEPJF ya le dio un revés: reencausó su queja al TEEO. De salir airosa y echar abajo la nominación de Jara Cruz –tema nada fácil- los latigazos le pegarán de lleno a su partido. Si lo lograra, perdería de plano la candidatura. Y habrá contribuido no a la causa que considera justa, sino a fracturar al partido que le dio cobijo sin conocerla, sin militancia, ni haber hecho escoleta en las filas de una izquierda, que siempre le fue ajena.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Con todos sus claroscuros, el concepto de disciplina está más arraigado en el nonagenario tricolor. El jueves 20, ahí estuvieron en el registro de Alejandro Avilés, las fuerzas vivas –aunque disminuidas- del PRI. Ex aspirantes, dirigentes y ex dirigentes, sectores, militantes, simpatizantes. Discursos, porras y la nostalgia de los viejos tiempos. Y todos alineados, con el candidato oficial del PRI. 

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