Opinión 

El comentario de hoy, martes 29 de agosto 2023

Desde el inicio de esta administración, han sido tres las líneas claves que ha marcado el gobierno de la Primavera Oaxaqueña. Una, la de regirse por mecanismos de austeridad; dos, el combate a la corrupción y tres, la transparencia. Bueno, es la instrucción que la reiterado el jefe del ejecutivo. Otra, muy diferente, la que han seguido muchos de sus colaboradores. Se entiende, a la mayoría el cargo le cayó prácticamente del cielo.

En efecto, sin experiencia, sin tablas, sin formación en la gestión pública, es evidente que vean en la responsabilidad que les han conferido, un premio y no como parte de un proyecto gubernamental, de amplio espectro social. De ahí que pretendan hacer lo que les place con el cargo y los recursos disponibles, incluso ignorando las instrucciones superiores. En la visión ciudadana, ni austeridad ni transparencia se privilegian. Falta documentar el rubro de la corrupción, de la que ya hay algunos deslices.

Y es que como en los peores tiempos de los gobiernos neoliberales, de los que se quiere marcar distancia, hoy los funcionarios y cualquier baba de perico, se desplaza por la ciudad y el estado, en lujosas unidades de transporte, materialmente blindados por guardias o sicarios a su servicio. Incluso, éstos se pasean por las oficinas con aires de perdona-vidas. ¿Creían que esa etapa de ruindad, soberbia y megalomanía ya se habían extinguido? Pues no. Ha vuelto con singular fuerza.

¿Dónde está pues la austeridad, si un funcionario determinado, por miedo o presunción, utiliza a tres, cinco o diez policías, guaruras, guachomas o como guste llamarle, sólo para sus servicios personales? Pueden tener otros atributos, además de asistentes, mandaderos, cuida-chamacos, alcahuetes, carga-maletas, espías, soplones, etc. Hay funcionarios que los tienen en su estructura administrativa, cobrando viáticos cada que en su calentura político electoral, acuden a los distritos en donde quieren apuntarse.

Provoca sorpresa e hilaridad a veces, ver desplazarse verdaderas caravanas de vehículos. Si no son iguales que los de antes, la frase mil veces repetida en las mañaneras, podemos preguntar ¿acaso son peores? ¿A qué el blindaje de sujetos armados, cuando la entidad padece los estragos de la inseguridad? Sin duda, hay servidores públicos que por sus responsabilidades o investidura requieren de seguridad. El Secretario de Gobierno, el Fiscal General, el titular de Seguridad Pública, los jefes policiales. Pero, los titulares de Administración, Turismo o el IEEPO, ¿a qué le temen?

El guarurismo y los desplantes de poder, siempre han generado repudio social. El oaxaqueño de a pie ve en estas acciones la repetición de un pasado ominoso, de soberbia y presunción. Es decir, más de lo mismo, que bien vale aplicarle la frase que dicen en mi pueblo natal: “las águilas andan solas y los zopilotes en parvada”. O aquella sentencia memorable de Herrerías: tienen la candidez del pavo, que amaina su plumaje al primer ruido. (JPA)

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