El comentario de hoy, martes 28 de enero 2025
A casi 24 años de haber iniciado las obras, la carretera al Istmo de Tehuantepec fue inaugurada por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum y el gobernador Salomón Jara, el pasado 24 de enero. No es un secreto. Su ejecución estuvo sumergida en una serie de claroscuros: presión de las comunidades, el chantaje por el pago de derecho de vía y el inevitable acoso de sindicatos del transporte, que ocasionaron el atraso de la citada obra.
El acto inaugural se da a 10 meses de que fuera estrenada la carretera Barranca Larga-Ventanilla. Ambas fueron un sueño largamente acariciado por los oaxaqueños. Cuatro ex gobernadores: José Murat, Ulises Ruiz, Gabino Cué y Alejandro Murat, no pudieron ver coronadas sus gestiones y promesas para concretar la vía al Istmo. Tres lo fueron en la vía a la Costa. Tocó en suerte a Jara ser quien corta el listón de ambas.
Tuvieron que pasar completos cuatro sexenios: los de Vicente Fox, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. Dos panistas y un priista. Pero es Morena quien, paradójicamente, se cubre de gloria. Esta obra carretera adolece del mismo mal que la vía a la Costa: hay tramos inconclusos o en reparación. Es decir, no ha sido concluida del todo.
Sin embargo, también hay dos temas que las autoridades no pueden soslayar. Por un lado, maestros, sindicatos, grupos de comuneros, organizaciones sociales, transportistas, etcétera, ya se alistan para utilizar esta nueva carretera como instrumento de presión política. Oaxaca, es una realidad indiscutible, no se explica sin los bloqueos carreteros y el despliegue de la cultura del chantaje. Hoy mismo, el magisterio del llamado Cártel 22 está en plena faena.
De no atenderse con prontitud y eficacia las demandas, siempre que estén en el ámbito de la viabilidad y de las posibilidades gubernamentales, la vía recién inaugurada será un factor permanente de desencanto ciudadano. Desde marzo de 2024 en que fue abierta la carretera Barranca Larga-Ventanilla, los bloqueos se cuentan por decenas.
Por otra parte, vale la pena mencionar el mal fario que tiene Oaxaca para encarecer, diferir o cancelar obras prioritarias. Hay que recordar la cancelación del llamado Libramiento Norte que inició antes de los 90 del Siglo pasado, el ex gobernador Heladio Ramírez. Millones fueron echados a la basura por presión de supuestos ambientalistas e intelectuales.
Caso parecido, aunque por el olvido gubernamental, fue el del Libramiento Sur. Por fortuna, la vía al Istmo de que hacemos mención, permaneció viva y no fue sepultada por el polvo del olvido. Y su inauguración es el corolario de un sueño largamente aplazado de los oaxaqueños. (JPA)