Opinión 

El comentario de hoy, martes 12 de septiembre:

Uno de los íconos del sistema de salud en el estado, el Hospital Civil “Aurelio Valdivieso”, estuvo de nueva cuenta en días pasados, en el eje del escándalo. Una colega periodista difundió en sus redes sociales la foto de un recién nacido en una caja de cartón, simulando un cunero. Las autoridades del sector salud reaccionaron y trascendió el cese del subdirector del nosocomio. El funcionario, un conocido médico, habría pagado los platos rotos de una serie de anomalías, carencias y reclamos, que se vienen arrastrando desde al menos, los dos sexenios anteriores.

En el gobierno del Gabino Cué, entre 2010 y 2016, fueron comunes las marchas y manifestaciones. Uniformes, medicinas e insumos, han sido las demandas perpetuas de médicos y enfermeras. Desde entonces, los medios difundían información sobre el pésimo estado de las instalaciones. Falta de mantenimiento a equipos médicos anticuados; carencia de camas para pacientes graves; cobros indebidos; desaseo e insalubridad en baños, pasillos y salas de espera. El gobierno de Cué ofreció resolverlo. Jamás cumplió.

En diciembre de 2016, a sólo unos días de haber tomado posesión como gobernador del estado, Alejandro Murat hizo una visita a dicho hospital. Constató la cruda realidad de un nosocomio a donde a diario acuden cientos de oaxaqueños de escasos recursos, sumergido en el abandono. No había ni siquiera fruta o cereales para la dieta de los pacientes internados. Tomó nota e indignado se comprometió a resolver la situación. Conforme avanzó el sexenio los males aumentaron. Jamás se resolvieron.

Familiares de pacientes se turnaban para hacer el aseo. Colapsó el área de lavandería y otras áreas claves en todo hospital, corrieron igual suerte. Durante la pandemia de Covid-19, la protesta del personal médico y administrativo fue cotidiana. Carecían de los insumos más elementales para hacer su trabajo. Tenían que adquirir de su bolsillo cubre-bocas, gorros, gel anti-bacterial y hasta elementos básicos para protegerse y proteger a los pacientes de este mal, cuyo saldo en Oaxaca fue de más de 6 mil decesos.

Sin embargo, no basta que rueden cabezas de funcionarios ni echar la culpa a los demás de un mal crónico degenerativo que padece el Hospital Civil. Éste necesita, hablando en lenguaje médico, de una cirugía mayor. Tampoco se trata del tema de las cajas de cartón que, hurgando en internet son usuales para hacer frente a una excesiva demanda de recién nacidos, sino de tomar como una política de gobierno, devolverle la dignidad y el decoro a la citada institución médica.

Para ello hay que meter orden en los mismos Servicios de Salud, pues en los nueve meses que lleva la actual administración, siguen aflorando anomalías y corruptelas; abulia e incapacidad. El caso más emblemático es el pésimo manejo del dengue. Es obvio que en un área de gobierno en donde se han dado los peores vicios, hay que meter seguido la escoba y barrer la podredumbre de arriba hacia abajo. (JPA)

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