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El comentario de hoy, martes 12 de marzo 2024

Según diversas fuentes, incluyendo al propio Instituto Nacional Electoral –INE-, hasta la semana anterior habían sido asesinados al menos 18 candidatos a cargos de elección popular, de diversos partidos políticos, para la jornada del próximo 2 de junio. Guerrero, Michoacán y Guanajuato se llevan los primeros lugares. Por fortuna, en Oaxaca, a la fecha, no se han dado casos que haya que lamentar de violencia electoral.

En dichas entidades, son los grupos criminales quienes han impuesto su ley e inciden en el rubro electoral, riesgo que, desde hace mucho, ha encendido las luces amarillas no sólo en las organizaciones civiles nacionales sino aún en organismos internacionales como es el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Obviamente, no son los únicos estados en donde la amenaza criminal pende sobre la civilidad, sino prácticamente todo el país.

Los hechos de los últimos meses y lo que ha ocurrido en años recientes en torno a la violencia política, ahí están. Nadie está inventando nada. No se trata de ataques a la investidura presidencial, mucho menos que el representante de la ONU haga señalamientos injustificados. Pese a ello, de éste se dijo: “con todo respeto, es muy tendencioso, está en contra de nosotros y hace comparsa con los que quieren demostrar que México es un país muy violento”, como afirmó el jefe del Ejecutivo, durante la conferencia de prensa del 4 de marzo.

Tampoco se trata de blindar a candidatos y candidatas con onerosas y escandalosas escoltas policiales o militares, para darles seguridad, sino de garantizar elecciones libres y en paz. Nuestro país está polarizado en extremo. La discordia se ha enquistado en lo que antes era libre competencia democrática. Lo que hoy vemos es un galimatías y confusión. Los partidos políticos han abdicado de sus particulares principios y se han convertido en depósitos de cascajo, de tránsfugas y traidores.

Aspirantes que ayer desempeñaron cargos públicos con los colores de cierto partido, hoy están maquillados con el de otro instituto político. Algunos diputados y diputadas federales de Oaxaca, van por su tercera o cuarta reelección. Es decir, se han eternizado en la curul, sin que durante ese largo tiempo hayan movido un solo dedo para coadyuvar al desarrollo del estado o de sus distritos. Familias completas que buscan reciclarse en el cargo, luego de apropiarse de la dirigencia de ciertos partidos políticos.

Ésa es la lamentable realidad que vivimos hoy en día y cuyo desenlace será el 2 de junio. Se ha perdido el decoro y la dignidad. Todo se remite al interés personal o partidista y que al país se lo lleve el carajo. No hay ética, menos principios o congruencia ideológica. Mientras tanto, la inseguridad y el crimen hacen lo suyo. (JPA)

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