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El comentario de hoy, martes 11 de junio 2024

En nuestro medio oaxaqueño, desde la más tierna infancia, aprendimos un refrán popular: “El que se lleva, se aguanta”. Es decir, el broncudo, el burlón, el golpeador y abusón, debería aguantar vara cuando el ofendido respondiera de manera violenta. Resulta infantil la postura del llamado Cártel 22 que, cada que se les hinchan los cojones a sus dirigentes, bloquean, secuestran, conculcan el libre tránsito, agreden a reporteros, policías, cierran escuelas, etc.

¡Ah, pero que nadie les pare los tacos! Que ninguna autoridad los conmine al orden; que ningún ciudadano los enfrente. Porque como guajolotes atacan en grupo. A lo largo de 44 años casi nos hemos acostumbrado a lamer la coyunda de sus abusos y atropellos. La lección del 2006 es irrebatible: cuando la autoridad se pretende imponer, gana la eterna victimización. Es decir, los mentores de la CNTE, mutan en cuestión de minutos, de golpeadores en víctimas inermes.

Lo anterior viene a tono con el día negro que el llamado magisterio democrático tuvo el pasado 4 de junio. En Oaxaca, luego de boicotear la jornada electoral; de generar daños a la economía de miles de pasajeros que quedaron varados al cancelarse sus vuelos, por la toma de los accesos al aeropuerto por parte de esta banda de facinerosos y una serie de atropellos, fueron conminados a desalojar por vecinos de San Juan Bautista La Raya, con un saldo lamentable de daños materiales y una docente herida.

En la Ciudad de México no les fue mejor. A garrotazos y con proyectiles la emprendieron contra la policía capitalina. Ésta respondió. De inmediato sus líderes se rasgaron las vestiduras y gritaron ¡represión!, ¡represión!, culpando al gobierno de dichas acciones. Al final de todo, los carniceros, agresores y cuatreros, se asumieron indefensas reses. Los videos y fotografías ahí están. No estamos inventando.

La lección de los vecinos de La Raya, aunque se quiso desacreditar por la posible presencia de golpeadores y sicarios de los sindicatos del transporte, que no hay duda que hayan estado, es histórica. La ciudadanía está harta. Son 29 mil millones del pago de la nómina, además, a casi un mes de dejar a los alumnos sin clases, obtuvieron más de 3 mil 500 millones de dádivas adicionales. Sin trabajar.

Aun así, conculcan el derecho de los demás a ganarse la vida con decoro. Ningún estatuto, ley o reglamento, valida atropellar los derechos civiles, exigiendo que se respeten los de quien agrede. No justificamos la violencia, sea cual fuera la forma que adopte. Pero la lección de La Raya puede sentar un precedente que, de replicarse, podría garantizar en Oaxaca el libre tránsito y el fin de la impunidad de grupos, sindicatos o cofradías, cebadas en los bloqueos y plantones. Al tiempo. (JPA)

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