Opinión 

El comentario de hoy, jueves 7 de septiembre 2023

Uno de los flagelos que más han lastimado a México, es la desaparición forzada de miles de personas. De ellas, muchas han sido localizadas después de haber sido asesinadas, en fosas clandestinas. Todo ello gracias a las brigadas y colectivos de mujeres, madres, esposas, hermanas que, cual guerreras, han abierto cepas en terrenos baldíos, casas deshabitadas y otros predios. En ese afán, también las buscadoras han sido asesinadas.

Un informe de la Organización de las Naciones Unidas, da cuenta que la técnica represiva de desaparecer personas y dejar a sus familias en la incertidumbre sobre su destino, fue un ingrediente del terror nazi, que el general Wilhelm Keitel calificó como “Nacht und Nebel” (Noche y niebla). La idea era difundir terror a través de la angustia y la desesperanza. El autor y secuaces fueron condenados por los tribunales de Nuremberg.

En Oaxaca, desde hace poco más de dos años, se creó la Comisión Estatal de Búsqueda. Según familiares que indagan del paradero de los suyos, dicho organismo ha sido una completa nulidad. Una especie de elefante blanco. Burocracia y chambismo; nepotismo e ineficiencia. Es urgente restituirle su esencia. Si no cumple con el propósito para el que fue creado, no está funcionando. Y es tal la incapacidad mostrada, que ni siquiera hay un registro de personas desaparecidas y no localizadas.

Si bien las cifras varían, entre enero de 2006 y agosto de 2023, se contabilizaron un total de 110 mil personas desaparecidas o no localizadas en México, de las cuales más del 75% son hombres. Asimismo, cabe destacar que más de 50% de los casos se registraron durante el último lustro. Desde 2006, en México todos los días desaparecen 14 personas a diario, para no volver a ser vistas.

En el gobierno del presidente López Obrador, hasta el 24 de mayo pasado, se contabilizaron un total de 42 mil 029 desapariciones. Hubo un descenso en 2020, el año de la pandemia, pero al siguiente aumentaron. Con certeza, son los contextos actuales que argumentó en su carta de renuncia hace un par de semanas, quien fuera titular de la Comisión Nacional de Búsqueda, Karla Quintana, pues las cosas han ido de mal en peor. En este panorama nacional de desapariciones, Oaxaca no ha sido la excepción. Hay personas, incluso mayores de edad, que se han convertido en verdaderos íconos en su lucha por encontrar a sus hijos. La semana anterior se conmemoró el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. Obviamente, las protestas, marchas y pintas en las calles no faltaron. El gobierno de la Primavera Oaxaqueña debe comprometerse más en esta cruzada. Por fortuna, tal parece que existe el propósito de enmendar la incapacidad del organismo existente. (JPA)

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