Opinión Portada 

El comentario de hoy, jueves 7 de noviembre 2024

Desde hace años, la tarifa en el transporte urbano ha sido una especie juego de vencidas entre las autoridades y el llamado pulpo camionero. Todo incremento en el servicio se convierte en desafío para la gobernabilidad, dada la inconformidad social que genera. No obstante, los concesionarios argumentan el alto costo del diesel, refacciones y demás insumos.

Sin embargo, una vez que se autorizan alza de tarifas, los convenios no son respetados, principalmente, en torno a la renovación del parque vehicular. Al menos, en la última década, el pasaje se ha incrementado un par de veces. Pero siguen circulando viejos y destartalados autobuses, verdadera chatarra contaminante, con veinte o treinta años de servicio.

Al mal estado de las unidades hay que agregar otros factores: los accidentes mortales, colisiones, alcances y otros, en donde los protagonistas son, justamente, los cafres y las citadas unidades. Son comunes las carreritas para ganar pasaje, la circulación en carriles prohibidos, el sobrecupo y otros pecadillos que, pese a la denuncia, los concesionarios no han corregido.

Las redes sociales se han convertido en un escaparate permanente de información. No es un secreto la falta de capacitación de los operadores. El uso del teléfono celular y el envío de mensajes mientras están conduciendo, además, claro, de los golpes y catorrazos a plena luz del día y en la vía pública, en las diversas líneas de pasaje.

Tal parece que el puesto inmediatamente anterior para darles la responsabilidad de conducir un autobús, es el de chalán. En los últimos meses se han dado casos de unidades a las que se les han desprendido llantas o partes del chasis prestando el servicio, lo que anticipa falta de mantenimiento. Hay pues, un sinfín de anomalías que las mismas autoridades fingen no darse por enteradas. 

La semana pasada, la titular de la Secretaría de Movilidad, confirmó la autorización del aumento en el pasaje de 8 a 10 pesos. No es poca cosa para quienes viven al día y tomando en cuenta que Oaxaca registra un alza mayor a la media nacional en la inflación. Se trata de un incremento del 25 por ciento, sin que se haya informado de compromisos o acuerdos con el pulpo camionero.

Si partimos de la premisa de que el alto costo de la vida ha sido un golpe para el bolsillo de todos, incluyendo por supuesto, los productos de la canasta básica, es imposible omitir el alza en los servicios. Uno de ellos, elemental para el traslado de y a los sitios de trabajo, escuela, oficinas, negocios particulares, etc., el transporte público, que es indispensable para quienes no tienen otro medio.

Sin embargo -insistimos- la ciudadanía urge de un transporte limpio, digno y decoroso y no la chatarra contaminante que en la actualidad presta el servicio. (JPA)

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