El comentario de hoy, jueves 5 de diciembre 2024
La amenaza del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de incrementar los aranceles, de endurecer la política migratoria que incluye la expulsión por la fuerza de mexicanos que laboran en nuestro vecino país y la de ubicar a los cárteles mexicanos como terroristas e intervenir militarmente contra ellos, es un asunto que va más allá de especulaciones, cartas de protesta o mensajes retadores. Por ello, es plausible el golpe de timón de la presidenta de México: hablar de manera directa con el aludido. Pero no es suficiente.
Es correcta su defensa de México, de nuestros valores y soberanía. Sin embargo, no había que comprometer demasiado. Las olas migratorias que pasan por nuestro país no se van a detener de un plumazo. Son un fenómeno mundial, pero aquí se han desbordado. Están fuera de control. Menos tendiendo puentes con los países de origen, habida cuenta que ya no sólo vienen de Centro y Sudamérica, sino de Europa, África y Asia.
Es tiempo de desplegar con inteligencia y mesura, los canales diplomáticos de negociación y diálogo bilateral. No sólo con los Estados Unidos sino también con Canadá, cuyos dirigentes más notables están a favor de expulsar a México del acuerdo trilateral conocido como T-MEC. No hay que olvidar que, desde que inició la escalada publicitaria de la Reforma Judicial, analistas, investigadores y periodistas de medios nacionales y extranjeros, advirtieron del riesgo que enfrentaría nuestro país.
Todavía hoy es un amasijo de confusión, la elección de ministros, magistrados y jueces federales, para junio de 2025. La sospecha de la partidización de la misma, ha dejado al descubierto trapacerías y simulación del partido en el poder. Incluso se desestimó la solicitud de funcionarios del Instituto Nacional Electoral, para prorrogar la fecha de la elección. De manera autoritaria se respondió que de ninguna manera se cancelaría. Del costo de 13 mil 200 millones de pesos, poco se ha dicho.
Sin embargo, en las cámaras de diputados y senadores, con mayoría calificada de Morena, siguen endiosados en la aprobación de sus reformas obradoristas, algunos de cuyos líderes han perdido de vista, inclusive, que quien gobierna es Claudia Sheinbaum. Legisladores y legisladoras, investidos por un inexplicable frenesí, parecen no percibir la amenaza que, desde el exterior, tiene el país y el pueblo mexicano.
La borrachera del triunfalismo no acaba de diluirse. Y cada vez se escuchan opiniones de nuestros y nuestras legisladoras, de las más absurdas y torpes de que se tenga memoria en la vida política nacional. No hay una estrategia sensata de manera coordinada con la jefa del Ejecutivo para enfrentar las amenazas que mencionamos al principio. Hay que dejar pues que diputados y senadores sigan echando los cuetes… mañana habrán de levantar las varas. (JPA)