Opinión 

El comentario de hoy, jueves 30 de noviembre 2023

En 2007, al año siguiente del conflicto político y social se iniciaron los trabajos de la carretera a la Costa. En el mismo año se hizo lo propio para el gran proyecto hidráulico de Paso Ancho. A 16 años de distancia, la inauguración de la primera obra sigue en suspenso y la segunda, de plano fue cancelada. Muchos nos preguntamos el por qué en otras entidades del país, que han sido beneficiadas con grandes proyectos, las obras no han tenido tantos obstáculos y trabas como aquí. Y por qué se sigue castigando a los oaxaqueños con promesas y falsas expectativas.

El proyecto de Paso Ancho que tenía como propósito abastecer a la ciudad de Oaxaca de agua potable, durante al menos 50 años, tuvo en sus inicios una importante inversión. Incluso, se construyó parte de la cortina de la presa, para retener el agua de los escurrimientos de la zona montañosa de esa parte de la Sierra Sur. De ahí, el vital líquido se traería por un acueducto de al menos 85 kilómetros, que iría en paralelo a la carretera a la Costa. Si ésta ha sido hasta hoy un sueño, cuestión de imaginarse el por qué el proyecto hidráulico fracasó.

Amén del brutal incremento en los costos y de la forma tan superficial con la que dicha obra carretera ha sido vista por las administraciones de Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y del mismo López Obrador, hay un factor en el que poco se repara. Y es la idiosincrasia, la ruindad y voracidad de autoridades municipales y comunales, empeñadas en sacar la mayor ventaja económica de las obras que, en mala hora pasan por sus jurisdicciones.

Cuestión de ver nada más, cuánto se ha retrasado la vía a la Costa por las presiones de San Vicente Coatlán, que con la bandera de un conflicto agrario paralizó los trabajos. Tuvieron que ofrecerle en pago, miles de hectáreas que legalmente pertenecían a Sola de Vega. Luego vinieron las protestas de la comunidad de San Francisco Coatlán, manejadas con un evidente perfil económico. De los millones que esperaban sacarle al gobierno, se repartirían entre los participantes en el bloqueo. ¡Vaya cinismo!

La semana pasada fue la comunidad de Santa Catarina Coatlán, en reclamo a la promesa incumplida del gobierno pasado de realizar obras de beneficio social. Es decir, hay una intención perversa, ruin y ventajosa, de sacar raja a costa de lo que sea. Por eso dicen que las carreteras más caras del mundo son las de Oaxaca. El chantaje, la extorsión y la rapacidad están ya tan arraigadas en nuestras comunidades, por lo que sus titiriteros harán cuanto puedan para seguir lucrando con ésta y otras obras. Y ya se afilan las uñas para que, una vez que sea inaugurada después de tantas promesas, convertir las cuatro o cinco horas que se dice se harán de Oaxaca a Puerto Escondido, en un infierno. Urge mano firme del gobierno estatal para conjurar bloqueos y toma de casetas. ¡Tanto esperar para seguir en las mismas! (JPA)

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