El comentario de hoy, jueves 26 de diciembre 2024
El próximo primero de enero entran en funciones centenas de autoridades municipales que se rigen por el sistema de partidos políticos y algunas más por el de sistemas normativos indígenas, antes conocido como usos y costumbres. Se presume que se agotaron legalmente los procesos de entrega-recepción que, conforme a la ley, deben estar listos para que entren en funciones las nuevas autoridades.
Como establece el artículo 115 de nuestra Carta Magna, el municipio libre es el eje de nuestro sistema político republicano, representativo y popular. Y en Oaxaca reviste mayor importancia. Tenemos 570, casi la cuarta parte de los que hay en el país. La atomización municipal en un territorio accidentado, como es el nuestro, ha contribuido al abandono oficial de muchos de ellos.
Sin embargo, muchos ediles, hombres y mujeres llegan al cargo a ciegas. Desconocen las más elementales normas que rigen. El manejo de los recursos en la hacienda municipal; las participaciones y los ramos federales que le son ministrados o la ausencia de un plan de desarrollo municipal, que pondere las prioridades y no las ocurrencias.
En nuestras comunidades se da prioridad a obras de relumbrón como la remodelación del palacio municipal, la cancha deportiva, al atrio de la iglesia o la adquisición de la camioneta de lujo para el edil, entre otras, pero no las que representan beneficio social. Municipios pobres que pagan a sus presidentes, regidores y funcionarios jugosos salarios. Desde hace mucho se acabó el servicio comunitario.
En todo ello hay un factor que mucho soslayan las autoridades estatales, la Cámara de Diputados y los órganos de fiscalización: la necesaria y obligada capacitación en los diversos rubros de la administración municipal. Ello da lugar a que se aprovechen de la ignorancia de las autoridades en torno a los procedimientos para la rendición de cuentas, despachos particulares y los conocidos como “factureros”, que exprimen los escasos recursos de que disponen muchos ayuntamientos.
O bien, como comentamos hace algunas semanas, caen en manos de los mismos funcionarios que, en paralelo a sus funciones, podrían contar con despachos de asesoría y contabilidad que, a cambio de una buena paga, les resuelven los entuertos cuando hayan de dar sus informes en la Auditoría Superior de Fiscalización del Estado de Oaxaca -ASFEO-. Una práctica perniciosa que se podría evitar si ediles y funcionarios conocieran sus obligaciones.
Para estas alturas y a días de que se hagan los relevos municipales, ya las autoridades entrantes deben llevar consigo algo más que discursos: sus manuales para el desempeño de un buen gobierno. Ni más ni menos. (JPA)