Opinión 

El comentario de hoy… jueves 24 de diciembre 2015

Sin duda alguna, uno de los más grandes anhelos de los oaxaqueños para el 2016, es que las obras que tiene en la agenda, el gobierno de la alternancia lleguen a concluirse. Al menos en lo personal, será mi petición de Año Nuevo, al igual que la historia nuestro terruño querido ya cambie. Que se aplique la ley, que prevalezca la paz y que aquellos grupos que se la han pasado medrando de la limosna pública, hagan algo productivo. Insistimos: Oaxaca jamás podrá salir del marasmo y del atraso, en tanto haya quienes en lugar de trabajar sigan pensando que la ociosidad, el chantaje y la presión, son los caminos más fáciles de tener dinero fresco.

A nivel nacional tenemos fama de conflictivos. Los maestros han contribuido mucho a ese calificativo. Ahí vemos a sus dirigentes en Chiapas y en la capital de la República, encabezando movilizaciones para echar abajo la Reforma Educativa; para seguir con sus privilegios; para continuar demoliendo las esperanzas de un pueblo, con una educación rupestre. Ahí continúan, parafraseando a Catulo, en la Roma de los Césares: viviendo con la amenaza en una mano, el chantaje en la otra y citas revolucionarias en los labios.

Oaxaca y ello va también para todos aquellos que están sumergidos en la parafernalia de la sucesión, merece otro destino. Pensar que enquistarse en el poder político lo es todo, es una aberración. Si como han coincidido muchos, el problema fundamental es la gobernabilidad, hay que empezar a acotar a todos aquellos que investidos con el manto de la lucha social, se han convertido en los peores enemigos públicos del desarrollo y el progreso. El ejemplo palpable está en la región del Istmo, en donde algunos grupos y organizaciones, con el ardid de la defensa de la tierra y de los derechos indígenas, mantienen suspendidos, gracias a un amparo, los trabajos de instalación de la empresa “Eólica del Sur”.

Hay otros que están montados sobre vetas de oro, pero sus comunidades son convencidas de mala fe, para que impidan la explotación minera. Para ello se aprovechan de la ignorancia y les inventan miles de historia. ¿Tiene sentido contar con una riqueza como es el viento o la que tiene el subsuelo, para seguir viviendo de manera miserable? ¡Vaya lógica! Lo cierto es que la mayoría de las veces son los dirigentes los que se llevan las rentas, una vez que cilindrearon a los paisanos. Es el caso de las organizaciones no gubernamentales, que tienen que responder a sus patrones en el extranjero, que son los que les envían recursos y les dictan lo que tienen qué hacer.

En fin. Ojalá que en el último tramo del actual gobierno y los que lleguen tengan la película clara: En Oaxaca urge restablecer el Estado de Derecho, como premisa de un verdadero cambio.

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