El comentario de hoy… jueves 21 de enero de 2016

La agitación que vive de manera permanente nuestra Máxima Casa de Estudios, la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca –la UABJO- pasa necesariamente por la atomización de sindicatos y gremios que gravitan alrededor de su presupuesto. Cada año, en el mes de enero, es la misma historia: la revisión del contrato colectivo de trabajo con el Sindicato de Trabajadores y Empleados –el STEUABJO-, con el Sindicato de Trabajadores Académicos –el STAUO- y el resto de gremios que perviven de los limitados recursos universitarios.

Para ejercer presión, los manidos métodos de los paros laborales y marchas hacia y de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, ya son parte de la historia. Las peticiones, salvo que la creatividad de sus dirigentes hiciera algo diferente, son exactamente las mismas: más salario, menos responsabilidades y seguir con los mismos vicios. Hay gremios, como el STAUO que están segmentados en partes. Hay que negociar con todos porque de no hacerlo las autoridades, hoy un grupo cierra escuelas; mañana otro, toma la Rectoría; pasado mañana, otro más bloquea el distribuidor vial. Es la misma historia cíclica a la que nadie se ha acostumbrado.

Hay razón pues de que en el directorio de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior –la ANUIES- la UABJO sea de los últimos lugares en investigación, en mejoramiento de la matrícula, en destacar como una verdadera institución promotora del cambio social. En sentido contrario, los vicios, el porrismo, los compadrazgos y los cacicazgos van viento en popa. Es admirable que haya ahí aún en puestos directivos, los mismos rostros –sólo que más ajados por el tiempo- que a mediados de los setenta. Aunque usted no lo crea, hay ahí quienes han succionado la ubre universitaria desde antes de la crisis de 1977.

Es tan paradójica e irracional la situación de nuestra Alma Mater local, que ahí existe un sindicato de trabajadores de confianza –el SECUABJO- que, según los conocedores de derecho laboral y de trabajo, representa una bofetada a la ley. Pero existe, al igual que un sindicato de maestros, SUMA, que duplica podíamos decir, la existencia del STAUO. Hay razón pues que cuando alguien pregunta, ¿qué está pasando en Ciudad Universitaria, a menudo objeto de bloqueos o toma de oficinas, haya un abanico de razones y actores?

La tragedia de nuestra Máxima Casa de Estudios –insistimos- pasa necesariamente por ese nudo de intereses gremiales y ese abultado directorio de sindicatos, algunos en verdad, sólo generan hilaridad, sorpresa o expectación. Pero ahí están, comiéndose cada día las miseria presupuestal que, en otras circunstancias, podría ser destinada a la docencia o la investigación.

 

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