El comentario de hoy, jueves 19 de octubre 2023
Al inicio del gobierno de la Primavera Oaxaqueña, la ciudadanía vio con simpatía algunas acciones que, a poco de haber llegado, asumió el ejecutivo estatal. Particularmente, en torno a ciertos temas de la agenda que eran un agravio para la sociedad. Es el caso del llamado “Cártel del Despojo” o el tema de obras como la de Símbolos Patrios y el Circuito Interior, que dejó a medias y mal el gobierno pasado y que permitió la consignación y posterior vinculación a proceso de algunos ex funcionarios.
En las conferencias de prensa de los lunes, el gobernador Salomón Jara señaló, en su momento, entre otras, diversas irregularidades en algunas instituciones de educación media superior. Es más, trascendió la fallida orden de aprehensión contra un ex funcionario que, sólo fue un burdo amago. En el lapso de 10 meses, medios y redes sociales han difundido otras irregularidades en que podrían configurarse delitos como desvío de recursos, peculado o abierta corrupción y complicidad.
Es el caso de empresas que fueron contratadas para modernizar oficinas como el Instituto Catastral, el Registro Civil o el Instituto de la Función Registral. Todo ello no ha pasado del circo mediático y de denuncia. Es decir, los presuntos responsables –y nos referimos a los peces gordos, no charales o chivos expiatorios- siguen en la impunidad absoluta y, seguramente, disfrutando de los millones que les dejaron sus corruptelas y abuso del cargo.
Lo extraño es que aquellas acusaciones y señalamientos cesaron de golpe. Tal cual si esos agravios hacia los oaxaqueños empezaran a formar parte de un pasado ominoso. Pero nada más. Se abrió un compás de tiempo para que algunos de quienes se presumía serían indiciados, pusieran tierra de por medio. Quien se perfiló como operador del Cártel del Despojo, fue detenido en Italia. Otro de sus cómplices huyó a España. Y hasta ahí la historia.
Hasta el momento, es una opinión personal, el gobierno de la Primavera Oaxaqueña se ha quedado corto para aplicar la ley y darle al pueblo oaxaqueño la certeza de que se actuará con firmeza. Esta situación ha dado confianza a algunos de los que hoy tienen cargos en el gobierno estatal, para entender que aquí no pasa nada, pese a la advertencia del ejecutivo estatal de que no permitirá más corrupción.
Y el mal ejemplo cunde. La austeridad es sólo un artificio. Funcionarios mayores y menores operan sin control, como si el presupuesto fuera de su peculio. Hay que ver en algunos directivos, que no secretarios o directores generales, el cambio radical en su vestimenta; en su forma de vida. Transitaron de la indigencia a la opulencia. ¿Por qué? Porque en el futuro inmediato, no habrá castigo real para los desvíos, sólo escarnio mediático. (JPA)