Opinión 

El comentario de hoy, jueves 14 de septiembre 2023

Hace unos días se dieron dos hechos que devinieron escándalo en redes sociales y medios de comunicación. Uno: un sujeto subió a la segunda planta de una casona del Centro Histórico en la madrugada. Luego de hacer movimientos extraños y hasta temerarios, cayó al piso provocándose lesiones. Decenas de personas fueron testigos de los hechos. Reportaron al 911. Es más, video-grabaron al protagonista. Ninguna autoridad acudió a prestar auxilio y evitar lo que pudo haber sido una muerte inminente.

Dos: en las calles de Hidalgo, dos sujetos fueron video-grabados desnudos, en plena vía pública, en lo que se presume fue un encuentro pasional. Ahí, en la banqueta, sin ropa y arrinconados, entre besos y arrumacos. La foto se volvió viral y puso, una vez más en tela de juicio, los graves vacíos que existen en el rubro de seguridad en el ayuntamiento de Oaxaca de Juárez. Sin falso moralismo y con pleno respeto a la diversidad sexual, las calles no son hoteles de paso ni cantinas al aire libre.

La capital oaxaqueña, gobernada por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), se ha convertido en sólo un año y ocho meses, en un gigantesco congal. Es más, el mismo ayuntamiento ha burlado sus propios acuerdos de cabildo que suponían una veda para la autorización de licencias. Concejales y funcionarios son los principales beneficiarios. La reglamentación de los horarios de apertura y cierre simplemente les vale a los propietarios. En la Colonia Reforma, los fines de semana, los vecinos tienen que tolerar el ruido hasta las cinco o seis de la mañana.

La apertura de dichos giros, al igual que la autorización de las terrazas, se han convertido en el boyante negocio de ciertas áreas del gobierno local. Como ha sido el comercio en la vía pública en temporada vacacional. Pero de la renta de centenas de puestos nadie da cuenta, pues existen una y mil argucias para ocultar aquello que, para cualquier administración menos corrupta, debería ser un alivio para la Tesorería Municipal. Todo es opacidad, discrecionalidad y nula rendición de cuentas.

Aún falta responder a la exigencia del Órgano Garante de Transparencia, Acceso a la Información, Protección de Datos Personales y Buen Gobierno –OGAIPO- de rendir cuentas respecto a la asignación de más de 180 millones de pesos a la empresa o empresas que trasladan la basura que se genera en la ciudad. Dicha información, que no es de seguridad nacional ni nada para mantener en reserva por cinco años, revela el grado de secrecía y discrecionalidad. Aquí se privilegia pues, el doble discurso, la doble moral, con la que pretende negarse una realidad irrefutable: Oaxaca de Juárez se ha convertido, además, en un enorme tianguis, en un paraíso del vicio, la anarquía, el tráfico ilícito, la trata y la prostitución, ante la mirada complaciente del gobierno local. (JPA)

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