Opinión Portada 

El comentario de hoy, jueves 10 de octubre 2024

Sin fatalismo de ninguna especie, pero qué poco nos tardó a los oaxaqueños, hasta el día de hoy, el gusto por tener la playa tan cerca, por vía carretera. Puerto Escondido, sin duda alguna. Luego de la apertura de la vía Barranca Larga-Ventanilla el pasado mes de marzo, eran una delicia visual las largas filas de vehículos yendo y viniendo. Para los amantes del mar y las palmeras, disfrutarlos estaba aquí a tiro de piedra.

No sólo tardó entre 16 y 17 años en hacerse realidad, hasta su inauguración, sino la brevedad en mostrar los efectos de la inmediatez y la celeridad. Aquella euforia ciudadana se ha ido cayendo a pedazos. Ya corrían a toda velocidad, como si fuera autopista de primer mundo, automóviles, autobuses y, faltaba más, las infalibles moto-taxis. Hasta disputa por el pasaje hubo.

Había quienes decían que había que salir temprano para ir a desayunar a puerto. Del entronque de la carretera 175, Oaxaca-Puerto Ángel, era ya pan comido recorrer los 104.3 kilómetros, con sus 10 puentes, 3 viaductos, 3 túneles y 2 caseta de cobro, para llegar a la vía 200 y a Puerto Escondido, en un abrir y cerrar de ojos, pese a que desde su inauguración había tramos aún no concluidos y en plena construcción.

Pero, no había pasado ni un mes cuando los accidentes mortales se contaban por decenas. Y ni siquiera había empezado la temporada de lluvias cuando los deslaves y derrumbes rompieron el encanto inicial. Quedarse varado ya no es la excepción sino la regla. Los avisos de cierre carretero temporal, de la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transporte, se convirtieron en la nota cotidiana en redes sociales.

Si bien es cierto que el costo de construcción entre el derecho de vía, atender las exigencias de las comunidades por las que pasa o los infames líos agrarios, fue altísimo, la citada carretera está mostrando graves deficiencias. Se entiende, un tanto por nuestra agreste orografía y otro por los impredecibles siniestros, que exhiben nuestra vulnerabilidad ante la naturaleza.

Sin embargo, estamos a dos meses y medio del período vacacional decembrino. Tiempo suficiente tal vez para realizar los estudios y análisis estructurales o de otra índole, luego de que pase el período de huracanes y tormentas tropicales. Los daños que, a la fecha registra la citada vía carretera no son menores.

Habrá pues que meterle recursos millonarios para que sea en verdad, un sueño cumplido de los oaxaqueños y no aquellas obras hechas con materiales de baja calidad y corruptelas de que tanto se acusó a la mafia del poder, los conservadores y neoliberales, frente a la honestidad -así entre comillas- de la Cuarta Transformación. (JPA) 

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