El comentario de hoy, 8 de marzo de 2016
La situación política que vive Oaxaca es sofocante, asfixiante. Los partidos políticos sin excepción, han devenido una especie de cofradías en algunos casos; en otras, verdaderas mafias: círculos cerrados e inexpugnables, en donde la secrecía y la discrecionalidad prevalecen. La euforia electoral es en algunos partidos, como el PRI por ejemplo: ilusión de muchos; negocio de pocos.
La supuesta democracia en éste y otros partidos, es un insulto al sentido común; a la inteligencia. Prevalecen las viejas prácticas, los mismos vicios, la misma demagogia. La misma historia de cada tres años, sea proceso federal o local. El tricolor se dice es un partido renovado, pero con prácticas viejas y caciquiles. El vino nuevo en odres viejos. Todo cambia para seguir igual, ni más ni menos.
El registro de aspirantes a las candidaturas a diputados por el PRI, fue algo inédito. Se estima que fueron a menos ciento cincuenta. Muchos jóvenes que sin más fueron desplazados, sin mayor argumento que las encuestas. Pero ¿cuáles se preguntarán ustedes? Las que tienen en la cabeza los que palomean y elijen a su arbitrio, o más bien, los que le ponen precio. El mercadeo, el tianguis, el trueque.
Tampoco se salvan otros denominados institutos políticos. Hay partidos que son franquicias de sus dirigentes; pero viven y bien de las prerrogativas que pagamos con nuestros impuestos. Ejemplos tenemos varios en Oaxaca. El Partido del Trabajo, el Partido Unidad Popular, el Partido Socialdemócrata de Oaxaca y el recientemente creado, Partido Renovación Social. Estos membretes se mueven cada proceso electoral, entre la desesperación y la conveniencia; entre las prácticas de venderse al mejor postor y la supervivencia.
El sistema de partidos politicos es demasiado oneroso; nuestra endeble y ficticia democracia, es una contradicción con la pobreza de tantos y una paradoja, respecto a lo poco que contribuyen a la estabilidad política. La política ya es interpretada como un juego; como una forma de ascender en el estatus social; el camino más corto para llenarse los bolsillos. Por eso, en algunos casos los cargos de elección popular devienen negocio familiar.
De los 118 municipios que se rigen por el sistema de partidos políticos, al menos en el PRI, hubo 290 aspirantes. Los elegidos lo serán con métodos discrecionales, compadrazgos, complicidades y componendas. Hay razón pues de que tengamos legisladores que no legislan y presidentes municipales que no gobiernan, pero eso sí, se sirven a placer de las participaciones estatales y de los ingresos propios. Y lo peor, lo hacen con absoluta impunidad. Nadie les pedirá cuentas y si lo hacen, el mismo sistema los protege. El politólogo italiano, Michelangelo Bovero creó el término “kakistocracia”: el gobierno de los peores. (JPA)