De paradojas y utopías 

El albazo judicial

Así pues, debemos admitir que nada
puede hacerse de la nada.
Lucrecio, La naturaleza de las cosas, Libro I, p. 205

1).- Incondicionalidad y falta de ética

Una de las consignas de la 4T y AMLO es avasallar al Poder Judicial de la Federación, cuyo eje es la SCJN. El absurdo de que ministros y magistrados sean electos por voto popular, ha sido cuestionado hasta por sus leales. Léase ministra Loreta Ortiz Alhf. Es decir, que la salvaguarda de nuestra Constitución esté en manos de incondicionales, novatos, iletrados o simples matraqueros, como la recién ungida ministra Lenia Batres, ex porra de la UNAM, pero sumisa al movimiento de la llamada transformación. Un Caballo de Troya en la SCJN. Sin embargo, la consigna va más allá: socavar los poderes judiciales estatales. Aprovechar la incondicionalidad de magistrados (as) agachones (as), depositarios (as) del derecho en el ámbito local, para imponer a sus leales en la cúpula. Que todos (as) calladitos (as) aplaudieran la farsa de la unción y doblarse como jamelgos cansados “nomás que por el pienso”, como decía el inmortal William Shakespeare, en “Julio César”. 

Si la idea era la alternancia de género en el Tribunal Superior de Justicia (TSJ), ¿por qué no echar mano de magistradas que se han fogueado por años y no aprobar una reforma para que alguien sin tablas, sin experiencia, por simple tráfico de influencias, arribe al cargo que, desde cualquier punto de vista profesional les correspondería a otras? Es cierto, en los años de la larga hegemonía priista –y también en regímenes de oposición- el fenómeno de la imposición no fue la excepción sino la regla. Es más, hasta repetían en el cargo. Puestos cuasi-vitalicios. Onerosas pensiones. Pero había algo que no se les podía cuestionar -con sus lamentables y aberrantes excepciones, porque hay quienes subieron por el elevador no por las escaleras-: su trayectoria como juristas; su peregrinaje por secretarías judiciales o estudio y cuenta; juzgados, incluso en el ámbito de la procuración de justicia. Su conocimiento de nuestro marco constitucional.

2).- Los tentáculos de Yazmín Esquivel

Para nuestra mala fortuna, Juvenal Carbajal, es coordinador de ponencia de la cuestionada ministra Yazmín Esquivel Mossa. El plagio de la tesis profesional de ésta en la UNAM quedó plenamente demostrado. Pese a ello, el aludido pudo apuntalar a su esposa, Berenice Ramírez Jiménez, ungida magistrada apenas el 22 de octubre de 2021. Según decreto 2880, la Mesa Directiva de la LXIV Legislatura, la designó como tal. Previo a la cuestionada votación para ungirla presidenta este 4 de enero, la bancada de Morena en el Congreso del Estado, con el apoyo de otros partidos, aprobó dos reformas. Una, la alternancia de género en el Poder Judicial de Oaxaca y dos, abrogar el decreto por el cual, para presidir dicho poder, se requerían de al menos, tres años de experiencia en Sala.

A través de sus redes sociales, Esquivel Mossa destacó que es la primera vez que una mujer queda al frente de la institución. “Celebramos –dijo- la elección de la magistrada Berenice Ramírez, quien hace historia al convertirse en la primera presidenta del Poder Judicial de Oaxaca en dos siglos. Su ascenso rompe barreras y abre un horizonte de igualdad de género en la impartición de justicia. ¡Enhorabuena y éxito en su nueva responsabilidad!”, publicó. Es decir, el plan que se manejó desde sus oficinas desde el mes de noviembre, se consumó.

Colofón:

El vasallaje de nuestro Poder Judicial estatal va, pues, en ruta. Si como dijo la controvertida saxofonista, María Elena Ríos en entrevista, en su breve periplo como magistrada la hoy presidenta Ramírez Jiménez, sólo hacía manualidades en su cubículo, la cuestión es grave. Decir que ha defendido los derechos humanos o la equidad de género, no dejan de ser argumentos en los que hoy no son pocos (as) quienes se cuelgan de esos lugares comunes. 

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Mi solidaridad con Javier Villacaña y familia, quienes en días pasados fueron víctimas de la delincuencia criminal que azota a los oaxaqueños. Lo dicho por diversas instituciones de seguridad pública, en la capital oaxaqueña, 8 de cada 10 ciudadanos se sienten inseguros. Este flagelo sigue imparable, ante la incapacidad de las autoridades municipales para responder. Y en verdad, los asaltos a mano armada a transeúntes, a casas habitación, de auto partes y los ajustes de cuentas y homicidios en agencias como San Martín Mexicapan, están a la orden del día.

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