DE CASTIGOS Y PROTOCOLOS. Samael Hernández Ruiz.
Por Samael Hernández Ruiz.
Después de la detención de los cuatro integrantes de la Sección XXII del SNTE (S22) el 29 de octubre pasado, en Michoacán el gobernador Silviano Aureoles dio a conocer que existen 118 órdenes de aprehensión contra los dirigentes de la CNTE en ese estado; noventa del fuero federal y 28 del fuero común. Los dos pilares de la CNTE en México, sufren hoy la aplicación de la ley a secas.
Como bien se sabe, la CNTE desafió al gobierno federal y tenía prácticamente secuestrado al gobierno del estado de Oaxaca, que se mostraba imposibilitado para controlar a esa organización; como lo reconoció el propio gobernador Gabino Cué en su diálogo con los senadores y diputados federales hace tres meses. Ese desafío llevó a la CNTE en Oaxaca a intentar sabotear la elección de diputados federales.
Hay quienes incluso creen que los excesos cometidos por la S22 el día de las elecciones, dio pie para que el gobierno federal se decidiera hacer efectivas las órdenes de aprehensión. Pero la acción del Estado no se limita a eso, despedirán a quienes no presenten la evaluación y posiblemente dejen sin efecto prestaciones de las que hasta ahora gozan los agremiados a la CNTE, particularmente los de la Sección 22. La consigna es que todos entren al orden.
Pero bien visto, la CNTE no es la parte del gremio magisterial más importante que de algún modo se resiste a la reforma educativa, la fracción mayoritaria del SNTE, los institucionales, son aún de mayor peso.
El encarcelamiento de la ex dirigente del SNTE, Elba Esther Gordillo Morales, dejó momentáneamente sin cabeza al sindicato que ahora dirige el profr. Juan Díaz de la Torre.
A pesar de las muchas críticas que se le han hecho por su aparente tibieza e incondicionalidad para con el poder presidencial, el actual secretario general del SNTE ha sabido negociar para que las turbulencias que desató la aplicación de la reforma educativa no devinieran en tormenta.
¿Por qué entonces la CNTE no siguió la misma estrategia?
Desde luego lo intentaron, pero el propio método de la CNTE/S22 de Movilización-Negociación-Movilización, impidió e impide cualquier forma de acuerdo. Esta suerte de intransigencia “estructural”, ha llevado a muchas administraciones a la desesperación cuando de las negociaciones con la CNTE se trata.
Le hubiera convenido a la S22 negociar y respetar los acuerdos, pero no supo ver o no pudo aprovechar las oportunidades de regularizar sus conquistas y entrar con nuevas tácticas al terreno de la lucha legal. En el 2014 la envalentonaron los casos de Ayotzinapa, el escándalo de la llamada Casa Blanca, el movimiento de los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional y las presuntas ejecuciones extra judiciales de Atlatlaya; esos hechos pusieron contra la pared al gobierno federal, de tal forma, que tal vez se vio obligado a dejar hacer y deshacer a la Sección 22 y prácticamente aceptar la nómina del IEEPO tal y como estaba hasta diciembre de ese año.
Pero lo que parecía ser una victoria de la S22 al imponer al gobierno federal una nómica sin regularizar, se convirtió en su peor error. A partir de julio, cuando se reformó el IEEPO y se le impidió a la S22 meter las manos en la administración de los servicios educativos, como lo venía haciendo desde 1992, el gobierno federal y el gobierno del estado, comenzaron a señalar irregularidades que ponen en riesgo la estabilidad y permanencia de los trabajadores. De anularse los 68 días de bonos de diferentes tipos que hoy todavía se pagan al magisterio y de regresar sus salarios al nivel de los de la zona económica II, la economía de los maestros recibirá un duro golpe.
No son sólo las órdenes de aprehensión, ni la evaluación del desempeño, sino también podría ser una drástica reducción de las prestaciones que no fueron regularizadas, las que podrían afectar al magisterio.
Carlos Ornelas ha señalado con acierto que el gobierno federal parece aplicarle a la CNTE el llamado Protocolo Virtual que consta de cinco etapas: advertencia, negociación, sanciones, uso limitado de la fuerza y guerra. (http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2015/11/04/1055110 )
En opinión de Ornelas, si las cosas marchan como hasta ahora, no será necesario que el gobierno federal desate la guerra contra la CNTE; la aplicación de las cuatro fases anteriores permitiría desactivarla y tenerla bajo control.
Discrepo un tanto de la apreciación de mi amigo; creo que en efecto no se desatará la guerra contra la CNTE, pero no porque las fases previas del Protocolo Virtual hayan sido exitosas, sino porque a la CNTE se le quiere mantener como el ejemplo de lo que le puede suceder al SNTE si se le ocurre llevar sus inconformidades y temores a la calle y protestar.
Al Protocolo Virtual habría que agregarle una fase intermedia entre la sanción y la guerra: “te lo digo hijo; entiéndelo tú mi nuera”.
Por otra parte, coincido con el Dr. Ornelas en que la oposición a la reforma más difícil de derrotar, está en las aulas.