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CRÓNICA GEOPOLÍTICA (17) – Geopolítica de México en el siglo XXI

Oswaldo GARCÍA CRIOLLO

  • Este es el 5º artículo de la serie: Geopolítica Mexicana de Ayer y Hoy.

La geopolítica de México para el siglo XXI debe tomar en cuenta que el país está marcado fuertemente por su historia, por su estructura económica y social, por la transición mundial a la multipolaridad y por los retos contemporáneos de seguridad y soberanía. La ubicación geográfica de México es privilegiada por estar en medio de América Latina y Estados Unidos y, además, océanos de por medio, entre Europa y África y Asia, que lo colocan en un lugar lleno de riesgos, retos y oportunidades.

A raíz de su independencia, México ha tenido el grave problema de la falta de unidad interna, así como la presión y hegemonía externa de EU. En el primer cuarto del siglo XXI, México ocupa un lugar importante en el mundo: primero, porque es la 14ª economía del mundo y la segunda mayor economía de América Latina. Tiene una base agroindustrial robusta, recursos energéticos abundantes y recursos humanos sobre todo jóvenes capacitados.  Sin embargo, gracias a los acuerdos comerciales con los EU y Canadá su geoeconomía está orientada en el 85% hacia Norteamérica y esto hace que las decisiones internas y externas deban tomar en cuenta los intereses de EU, sobre todo.

A pesar de esta debilidad México tiene un gran valor geopolítico ya que posee ventajas estratégicas que le dan un potencial importante si sabe manejarse bien con las potencias que configuran un nuevo mundo multipolar. Sus debilidades estratégicas actualmente tienen que ver con el crimen organizado nacional y transnacional, el narcotráfico, el comercio de armas y personas, así como la crisis migratoria que padece.  México está protegido por el paraguas militar de los EU y su política de seguridad está condicionada por los intereses norteamericanos. El control territorial del estado mexicano es débil y el país aparece muchas veces como una nación vulnerable, sin capacidad para dar seguridad a su población y tampoco de ejercer control pleno sobre sus fronteras.

La pregunta geopolítica de México para este siglo XXI es si puede convertirse en una potencia media con cierta autonomía o seguir siendo en los hechos un satélite económico y político de EU.  México puede ser un puente entre el norte y el sur de América si desarrolla una diplomacia multilateral certera, siempre y cuando haga planes de largo plazo, mejore su cohesión interna y pueda redefinir sus prioridades inmediatas y mediatas.

En la actualidad México tiene una fuerte crisis de seguridad ligada al narcotráfico, el trasiego de armas y la migración ilegal, esto ha afectado su imagen internacional, justifica la presión de EU para intervenir militarmente y debilita la soberanía nacional. México padece ilegalidad, desigualdad, corrupción y conflictividad social. Por su potencial demográfico y económico puede jugar un mejor papel geopolítico, pero su modelo político se aleja de la democracia. Los 6 años de la 4T han hecho de México un Estado democrático a la deriva, con algunos signos de un Estado fallido.

En pocas palabras, la geopolítica de México en el siglo XXI está marcada por una tensión estructural entre dependencia y autonomía, con un pie y el estómago viendo hacia el norte y el otro pie y el corazón mirando hacia el sur. En la nueva era multipolar que se inicia tiene que sobrevivir entre 5 súper gigantes (EU, China, Rusia, India y la Unión Europea), y competir con potencias intermedias como Japón, Brasil, Corea del Sur, Indonesia y otras. Debe transformar su situación actual con una política exterior inteligente, una economía diversificada y competitiva y con énfasis en el desarrollo nacional para elevar el nivel de ingreso y vida de su población.

El actual régimen político de la 4T no parece capaz de enderezar el rumbo de México que camina peligrosamente por una ruta de bajo nivel de crecimiento económico (en 6 años hemos crecido menos del 1 %), aumento del déficit fiscal, incremento de la deuda externa, debilitamiento del estado de derecho y reversión de su democracia. Bajo estas premisas casi resulta imposible tener una geopolítica activa y efectiva. Entrar a los BRICS se ve lejano. Pero podemos afianzarnos en Centroamérica, nuestros hermanos y vecinos. Incluso con audacia podríamos tomar parte de la Antártida dada nuestra posición geográfica con vista hacia ese continente, que más tarde será gran fuente de recursos naturales.

México tiene 130 millones de habitantes y hay 40 millones de mexicanos y descendientes que viven en EU. El PIB de estos 2 grupos es similar en tamaño. México es más grande de lo que suponemos. Pero la actual geopolítica mexicana orientada hacia EU es la única alternativa posible. No debemos ni podemos ser antagónicos o sumisos ante ellos. Se dice que es un imperio en declinación, pero la vecindad y la interdependencia con ellos nos persigue sin remedio. No nos conviene la ruina de EU, nos afectaría gravemente. Tampoco que incremente su hegemonía sobre nosotros, porque implicaría más sometimiento. Desafortunadamente la 4T y la misma oposición no tienen una propuesta coherente para este reto y por ahora navegamos en un mar de incertidumbre e indefinición.

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