Opinión 

El comentario de hoy, martes 8 de noviembre de 2016

sindicato-salud

En tres semanas, el gobierno llamado de la alternancia concluye su gestión. Nuevos aires se perfilan en el horizonte. Sin embargo, este cierre de ejercicio ha sido inédito. Como nunca, tal parece que hay grupos empecinados en hacer de Oaxaca una tierra de nadie; un pueblo sin ley; una ínsula en la que grupúsculos imponen su norma, violentando el derecho de miles y miles.

Hasta el más ignorante sabe que detrás de los atropellos; de los abusos y violaciones al libre tránsito instrumentados por la Sección 35 del Sindicato de Trabajadores de la Secretaría de Salud, subyace el poder y el dinero. No es una causa legítima, por supuesto. Menos lo es, que se hayan esperado hasta el último mes para pedir uniformes y ahora dinero.

La disputa va más allá: la pretensión de dos sujetos de reelegirse en la dirigencia de dicha Sección, que es, similar a su cómplice, la Sección 22 y compartir las rentas, producto de las corruptelas. ¿Sabía usted que todos los proveedores de bienes y servicios de la Secretaría de Salud, tienen que pasar por el visto bueno de los dirigentes sindicales? ¿Se explica ahora el por qué el beligerante enfermero que lidera la citada Sección 35, fingió demencia para denunciar las millonarias corruptelas que ahí se incubaron en el presente gobierno?

Obvio, aquí se aplica con nitidez el dicho vulgar de: “Chinto tapa a Chinto y Chinto a su compañero”. ¿Ha dicho algo el sindicato del saqueo en el sector salud? Por supuesto que no. ¿O de la compra de uniformes, que es negocio de uno de los que se promueve para reelegirse en el citado sindicato? En Salud como en la Sección 22 hay una gran podredumbre. La corrupción es insultante.

La permanente amenaza de los bloqueos, asesorados por la Sección 22, ha generado crispación social. Una lucha por el poder y el dinero, ha devenido violación a los derechos humanos de los más pobres. Jugar con la vida y la salud de los más desprotegidos debería ser tipificado como un delito de tipo penal.

Ya es tiempo de que la sociedad civil despierte y exija a los legisladores la aprobación de leyes y reglamentos, que impongan cotos y sanciones a aquellos que impunemente conculcan nuestros derechos. Insistimos: en el mapa nacional, no hay una sola entidad en el país, que esté bajo la permanente amenaza de sindicatos y organizaciones, que aplican estrategias de terror, igual que los grupos criminales, como Oaxaca.

¿O acaso llegará el día en que se formen milicias civiles para defender nuestros derechos, frente agresiones de dirigentes venales y corruptos que sólo buscan satisfacer sus intereses personales, como es el caso del ya citado sindicato de Salud? No hay que soslayar que ante los vacíos en el sistema de justicia y la política pervertida de defensa de los derechos humanos, está despertando una parte escondida del México bronco. (JPA)

 

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