Opinión Portada 

El comentario de hoy, martes 6 de mayo:

Luego de diferirse su aprobación, que ya estaba lista en el Senado de la República, se ha dado luz verde para la realización de foros de consulta, sobre la controvertida Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión, que no es más que una forma encubierta de censura. Y obvio, del anhelado control del gobierno mexicano -a través de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones- de medios, plataformas digitales, internet y, en fin, del espacio radioeléctrico.

En 1994, la Sociedad Interamericana de Prensa -SIP-, uno de los organismos que aglutina a centenas de medios impresos y digitales de Latinoamérica, aprobó en México la llamada “Declaración de Chapultepec”. El principio número uno de su decálogo establece que: “No hay persona ni sociedades libres sin libertad de expresión. Ésta, no es una gratuita concesión del gobierno, sino un derecho inalienable del pueblo”.

Se sabe que dicha iniciativa se mantuvo en reserva en la Cámara Alta desde hace tiempo. Sin embargo, luego de aparecer en declaraciones triunfalistas de quienes se asumen los nuevos dueños de México, se dio marcha atrás. La presidenta Claudia Sheinbaum, insistió en que su gobierno no será censor. Pese a ello, lo que hasta el menos avezado observa, es que, desde el régimen pasado, los medios de comunicación se han convertido para el poder público, en una piedra en el zapato. De ahí que van con todo.

Hay quienes califican la referida ley, como un intento de silenciar todo aquello que incomode o ponga en tela de juicio los excesos y despropósitos del actual régimen. Al controlar el Poder Judicial; tener sometido al Poder Legislativo y encabezar el Ejecutivo, el siguiente paso es maniatar al llamado cuarto poder, que son los medios de comunicación y las plataformas digitales. Ello es sello indiscutible de régimenes autoritarios y dictaduras.

La pregunta es: ¿hacia dónde tratan de llevar al país, una vez que se han ido demoliendo instituciones que han sido pilares de la democracia, como el INAI, verdaderos contrapesos al poder autoritario? O más bien, ¿de qué mente atolondrada siguen saliendo maquinaciones para demoler el país de instituciones que fue México, a un sistema acomodaticio a la ideología dominante?

Sólo la defensa de nuestras libertades y de nuestras instituciones, desde la sociedad civil organizada, podrá acotar estos intentos autoritarios, que no tratan de construir sino limitar los derechos de los mexicanos. Insisto: los grandes imperios: Persia, Grecia, Roma y Cartago, y otros construidos a lo largo de los siglos XIX y XX, cayeron estrepitosamente por los excesos y latrocinios de sus gobernantes. El partido en el poder no será la excepción. Al tiempo. (JPA)

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