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El comentario de hoy, jueves 17 de julio 2025

Si existe algo que nos distingue a nivel nacional e internacional es nuestra bebida ancestral: el mezcal. Sólo en un territorio mágico y único como es Oaxaca, puede germinar una cantidad impresionante de agaves. Desde el tradicional espadín hasta los raros, coyote, tobasiche, jabalí o bicuishe, entre otros muchos. Sin embargo, también hay que admitirlo: nuestra bebida espirituosa trajo consigo un boom, de tal suerte que aquí mismo la copa es prohibitiva, por el alto costo.

De aquella bebida que se podría consumir en cualquier tiendita de barrio o bar devino un artículo de lujo. Más de mil marcas, aparte de los nuestros que han dado la batalla, dan una idea de la forma en que personajes foráneos han sabido aprovechar la necesidad de los productores y han acaparado el producto. En esta temporada, no faltarán quienes hagan de julio su agosto.

Sin embargo, hay algo preocupante, más allá de altos costos, abusos y demás. Hasta el momento no se ha emitido un pronunciamiento oficial respecto a la validación por ley, de la denominación de origen, del mezcal. Hace unas semanas, apareció de manera oficial que Aguascalientes, Michoacán y otros estados del país, tienen ya dicha denominación, lo que hace presumir que a Oaxaca se la sigue regateando ser el estado más reconocido en la producción del destilado.

No estamos errados al admitir que se siguen privilegiando cuestiones superficiales, como es el caso del Récord Guinness a la tlayuda, soslayando cuestiones fundamentales. En la entidad, según los conocedores del tema, se siguen produciendo millones de litros de mezcal. Para quienes comercializan el producto, el pago de cargas impositivas es impresionante. El consumidor paga los platos rotos.

No he escuchado hasta el momento, alguna propuesta de las áreas respectivas del gobierno de la Primavera Oaxaqueña, para apoyar a quienes desde hace años cultivan el agave, así sea a pesar del impacto económico en las zonas de selva baja, en donde ha impactado la siembra intensiva del mismo. Cuestión sólo de imaginar cómo impactarán de manera negativa la competencia de otras entidades, pese a la mala calidad de su producto o el nulo impacto de sus agaves en el mercado.

Si lo que se trata es de echar las campanas al vuelo para festinar nuestras tradiciones de julio, con todas sus invenciones, desfiguros y torpezas sexenales, habrá que ver cuáles serán las estrategias de este gobierno para defender y poner en la agenda nacional, el papel de Oaxaca, como pionero original de la citada bebida ancestral. (JPA)

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