El comentario de hoy, jueves 23 de febrero de 2017
Aunque quisiera verlo con optimismo, veo más bien con cierto escepticismo los empeños del gobernador Alejandro Murat, en lograr inversiones para Oaxaca. Una de nuestras principales fuentes de riqueza hoy en día, es la energía eólica. Lamentablemente se ha convertido en bandera de grupos y organizaciones. Desde hace al menos seis años, la empresa “Eólica del Sur”, antes conocida como “Mareña Renovables”, ha ido y venido sin poder concretar su proyecto de invertir al menos 1 mil 200 millones de dólares.
Ora por el amparo que interpusieron los vecinos de algunas poblaciones, manejados por líderes sociales; ora por la extorsión a que son sometidos por los mismos comuneros o por la de las citadas organizaciones sociales y, hasta de los grupos criminales que les cobran derecho de piso. Adicionalmente, las empresas y sus proyectos están acotados de manera permanente por el consabido chantaje oaxaqueño: los bloqueos carreteros.
Oaxaca es asimismo un estado con vastos recursos mineros. Decenas de comunidades de la Sierra Sur, Santiago Amoltepec y Santa María Zaniza, por ejemplo, están asentadas sobre grandes yacimientos de hierro. Pero hay grupos y organizaciones que medran con el tema. Luego se sacan de la manga en acuerdo 169 de la Organización Internacional del Trabajo –la OIT-, en torno a la obligada consulta de las comunidades sobre el manejo de sus recursos naturales.
Pareciera ser que la idea es que nuestras comunidades pobres sigan igual de pobres, aunque para ello tengan en el subsuelo, una fuente de riqueza que podrían explotar de manera racional o concesionar, sin menoscabo de su autonomía, sus tradiciones o su propia identidad. Hay ejemplos a nivel mundial del manejo de recursos por las propias comunidades. Un ejemplo lo tenemos en Oaxaca, comunidades indígenas que explotan con mecanismos de autogestión los recursos forestales.
Por ello, mucho hemos insistido en que, aquello que el oaxaqueño común requiere es un cambio radical de mentalidad; demoler mitos y paradigmas. Dejar de ser el ente manipulable que cede ante la demagogia de los falsos redentores sociales. El mundo hoy está ávido de energías limpias; de la energía que producen las fuentes naturales. Y nuestro estado, de manera providencial, tiene un rico potencial.
Es una lástima que en ese entorno siga prevaleciendo el egoísmo, la voracidad de dirigentes y manipuladores y la ignorancia de cabildos y ayuntamientos. Es una pena que en el gobierno estatal no se perciba ni el asomo de restablecer el Estado de Derecho y el principio de legalidad. (JPA)