De paradojas y utopías 

Claudia y la cargada de búfalos

1).- Muchos tiradores

Hasta el más inepto u oficioso en el gabinete de Salomón Jara o en la bancada legislativa de Morena, se asume operador (a) ex officio y beneficiario de la cantada nominación de Claudia Sheinbaum. Por tanto, ya sueña con la candidatura al Senado, la diputación federal, local o, de perdida, a la presidencia municipal de la capital. Las porras, el acarreo, las tortas y los frikos, no son de a grapas. Hay que cobrar el favor. La cargada de la Primavera Oaxaqueña le hizo el vacío a Ebrard, Adán Augusto y al resto de corcholatas. Pero, en cada visita de la ex jefa de Gobierno de la CDMX, han echado la casa por la ventana, como el domingo pasado en el Auditorio Guelaguetza, abriéndose paso a codazo limpio.

En su primera gira por Juchitán hubo un duelo de porras: la de Antonino Morales contra la de Emilio Montero. El segundo round fue en Tehuantepec, cuando cerraron la carretera 190 a la altura del Penal. Ambos quieren figurar en la boleta. Y andan desatados. El titular de la Secretaría de Gobierno (SEGO), Jesús Romero López, cuyo corazón también latía, ya se enfrió y reconoció que no va. Y aunque se ha visto apagada en los últimos tiempos, la titular de Bienestar, Tequio e Inclusión, Laura Estrada Mauro, aún sueña con una candidatura, aparte claro, de la “viajera frecuente”, la del pasaporte muy mareado: Saymi Pineda.

2).- Los mismos moldes

Pero la locura ha contaminado a todo el equipo gubernamental. Salvo unos (as) cuantos (as) que se han desmarcado, todos (as) quieren. Asumen que ya tienen la bendición de Jara y hasta de Claudia. Y aparecen en fotos, alucinan, obnubilados (as) con el futuro que creen les espera. El despistado dirigente de Morena en Oaxaca, Benjamín Viveros, que apenas articula palabra, les dio cuerda: serán las sobadas encuestas las que decidan. Sin embargo, aunque en política los hilos de la racionalidad se entrampan con los de la conveniencia y el compromiso; la complicidad y la abyección, los jaloneos serán evidentes.

Sin duda alguna, el ejecutivo estatal tendrá mano. Ha demostrado abiertamente su simpatía. Empero, Claudia tiene compromisos que cumplir. ¿Y el resto de corcholatas perdedoras, excepto M. Ebrard? ¿Acaso no cobrarán el favor de haber hecho comparsa en la penosa precampaña? ¿Y los partidos coaligados: PVEM y PT? ¿Y los aspirantes externos, amarrados en la cúpula, no precisamente priistas tránsfugas o verdes trapecistas? Muchas interrogantes.

3).- Gracias por participar

Empieza pues el juego perverso de la política de suma cero. Las pérdidas de unos se compensan con las ganancias de los otros. No todos serán convidados al banquete. Menos al piñatazo. Aquí se decanta la familia, amigos, cercanos, socios y cómplices. Las cuotas, los cuates y los cotos. Salomón ya desmarcó a la familia, aunque Noé sigue como si nada. Pero viene el ritual sexenal y trienal de nueva cuenta. Las cofradías, los grupúsculos, los incondicionales confabulando, grillando, elucubrando. Giras y giras para “amarrar” en sus distritos. Hacerse notar y figurar aún en la forma más ridícula. El despliegue de funcionarios y empleados para apuntalar a sus jefes. Programas y recursos.

Quien tiene más saliva traga más pinole. La bajeza humana en su expresión más refinada. Golpes, patadas, descrédito, diatribas y denuestos al adversario real o imaginario. Como telón de fondo un pueblo oaxaqueño escéptico, desencantado, listo para hacer el vacío con su abstencionismo. Cada vez más polarizado, enconado, apático. Pero nunca hemos aprendido.

¿Un millón de votos en Oaxaca? Ni en sueños. López Obrador ha tenido madera de líder, más por su persistencia que por carisma o congruencia; Sheinbaum es harina de otro costal: sin carisma, sin discurso, nomás por imposición. Hacemos eco de la sentencia demoledora de Montesquieu: “toda sociedad cultiva sus propios absurdos y sus peculiares ridiculeces e inconsecuencias”. Y para esto, los oaxaqueños nos pintamos solos.  

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

— Decía F. Savater en una de sus obras que, ha llegado el tiempo de compadecer a los políticos. Ya no provocan simpatía ni repudio, sino conmiseración. Verlos (as) hoy saltando de un lado para otro; abjurando del partido que los encumbró y les dio de comer; como marionetas, haciendo muecas. Como saltimbanquis o, más bien, como pedo en bacinica. ¡Patéticos (as)!

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