Campañas: En la recta final
1).- Morena y aliados: sobrados
Sería un absurdo negar que, en Oaxaca, la marca Morena y López Obrador tienen mano. Obvio, entre los jodidos, los programas sociales y clientelares han permeado. Mejoralitos para la pobreza. La 4T se ve como la panacea, aun con una economía hecha pedazos. La inflación casi del 8%. Ello no le interesa a los votantes proclives a AMLO, aunque la jodidez los tenga de rodillas. Esa inercia ha impactado en el equipo de campaña de Salomón Jara, candidato de la coalición “Juntos haremos historia en Oaxaca”.
Perfilado como el favorito ha delegado mucho en cercanos y consanguíneos. Sin duda, su campaña de proselitismo ha permeado en todos los rincones del estado. Es indígena y habla zapoteco. Y en su propuesta de gobierno habla de combatir la corrupción y la impunidad; de establecer una administración limpia, transparente, sin mácula. Hay omisión en rubros graves que están en la agenda política: inseguridad, salud, educación. De seguir la política de López Obrador en el primer tema, estamos perdidos.
Al interior de su partido, Morena, no ha reparado en los negativos, ni en atender las fracturas internas. No hay una “operación cicatriz”. Esto es: hay demasiada soberbia y la certeza de que la gubernatura ya está cocinada. Gracias a las encuestas que les dan una ventaja casi del 60%, sus cercanos asumen que la jornada electoral del 5 de junio, será un mero trámite y no una moneda al aire.
2).- Avilés, como si fuera ring
El candidato común del PRI/PRD, Alejandro Avilés –un candidato con empaque, Alejandro Murat dixit– ha realizado una campaña intensa. Forjado en tareas partidistas tiene claro que hay que bogar en aguas turbulentas. El tema de “la plaza entregada” sigue en el imaginario colectivo. Lo volvió a poner sobre la mesa Martín Vásquez. Y volvió a surgir en la entrevista de AMH con Joaquín López-Dóriga, por la controvertida visita a Dos Bocas, en la que aparece en amena convivencia con Sheinbaum, Nahle, Sansores y otros. Si bien hubo deslinde, como dijera don Jesús Reyes Heroles, en política la forma es fondo.
Sin embargo, según lo hemos constatado, AAA no se ha amilanado. Sabe que “la arena no está de bote en bote” ni a quien enfrenta son: “El Santo, El Cavernario, Blue Demon o El Bulldog”, sino a un candidato que trae tras de sí toda la inercia mesiánica de AMLO, en una entidad que es feudo electoral de éste. Aquí ha calado hondo la demagogia y el clientelismo.
Avilés conoce como pocos el espectro electoral oaxaqueño. Ha concitado el apoyo de priistas de la vieja guardia, de jóvenes y mujeres. Y de los ulisistas que se abrieron desde el sexenio anterior. Como dijimos hace tiempo, con habilidad ha bailado en dos pistas: en la de José Murat y en la de Ulises Ruiz. No se ha peleado con nadie. Ninguno lo ha estigmatizado.
También hay que decirlo, desde el inicio de su campaña, ha permeado la traición. Priistas que están con un pie con AAA y tienen otro metido en Morena. Incluso hasta funcionarios del actual régimen. Contrario sensu, Avilés tiene el apoyo de muchos personajes de la izquierda. Igual que con panistas. Ahí está Luis de Guadalupe Martínez, en Huajuapan. Las encuestas no le favorecen del todo, pero las elecciones se ganan en las urnas no en entrevistas telefónicas.
3).- Bersaín, Naty, Morlán et allium
De los (as) siete aspirantes a la gubernatura, hay campañas que han pasado en la inopia total. No la de Bersaín Azael López. Atendió un rubro que sobre todo sus adversarias, con posibilidades limitadas –Naty Díaz y Ale Morlán- soslayaron: la difusión oportuna y puntual de su campaña. Luego de dirigir el PANAL por una década y devenir después candidato, sus actividades de proselitismo permearon en lugares recónditos de la geografìa oaxaqueña.
Tal cual trascendió en redes sociales, la candidata del PAN, Natividad Díaz, ha realizado una campaña de casa en casa, buscando la simpatía a su proyecto, pero tejiendo a futuro para buscar un escaño en el Senado de la República en 2024. Salvo los spots publicitarios, su labor de proselitismo ha pasado entre los buenos propósitos y seguir ejerciendo un férreo cacicazgo en el blanquiazul. Lo tiene maniatado. Por su parte, su ex correligionaria y soterrada adversaria, del Movimiento Ciudadano (MC), Alejandra García Morlán, ha hecho menos ruido, aunque no ha cedido en su espíritu beligerante.
Ha disfrutado los debates para echar de su ronco pecho y arremeter contra todo lo que se mueva, aunque en el fondo pareciera una forma de hacer política a la antigüita: rompe y rasga. De los candidatos indígenas: Mauricio Cruz y Jesús López, la pobreza en sus campañas ha estado en relación directa a la falta de estructura y la austeridad. Sin duda han hecho su mejor esfuerzo. Empero, forman parte de aquellos (as) a lo que pronto les dirán: “gracias por participar”.
BREVES DE LA GRILLA LOCAL:
— En los viejos cánones de la política mexicana, durante la larga hegemonía del PRI, una embajada o un consulado era un premio para los del Servicio Exterior de carrera, pero para los políticos era una especie de exilio. Un castigo; un destierro simulado. Gobernadores que querían perpetuarse en el poder; que se rebelaban contra el Centro o el partido; que caían de la gracia del presidente, la salida más “decorosa” era una legación en el extranjero. Pero, ¡cómo han cambiado las cosas!
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