Abominable encubrimiento eclesiástico
En los últimos días, algunos medios festinaron la sentencia que el Juez Mixto de Primera Instancia del Distrito de Villa Alta, dictó en contra del sacerdote GERARDO SILVESTRE HERNÁNDEZ, por 16 años de prisión, al encontrarlo culpable del delito de perderastia, corrupción de menores y diversos delitos de tipo sexual, que cometió en agravio de varios menores de edad. Desde que trascendió, el caso del cura pederasta fue cubierto con un velo de impunidad por parte de la alta jeraquía católica. No obstante, a través del Obispo ALONSO CALZADA, ésta ha declarado en los últimos días que la Iglesia no encubrirá a curas que cometan este tipo de acciones,.
Aunque las baterías han apuntado hacia Monseñor JOSÉ LUIS CHÁVEZ BOTELLO, el Arzobispo de Antequera ha sido demasiado prudente –o más bien indulgente- con ciertas ovejas descarriadas de su ministerio. Los medios han dado cuenta también del caso del Vicario de la Catedral Metropolitana, CARLOS FRANCO PÉREZ MÉNDEZ, que fue señalado de embriagar y luego abusar del catequista, LENIN MOISÉS LÓPEZ JIMÉNEZ. Sin embargo, luego de ser detenido y al enfrentar a la justicia, la serie de contradicciones de la víctima motivó que fuera puesto en libertad, pese a la protesta de los familiares de LENIN. Hoy se encuentra prófugo.
No es la primera vez que la Iglesia en Oaxaca se encuentra sumergida en escándalos sexuales, como pederastia, abuso sexual e inclusive, de sacerdotes que dejando de lado su ministerio viven a la vez, con esposas y concubinas. Ya es común saber de las andanzas de algunos. Los ejemplos de los párrocos de Xochimilco o quien se desempeñaba como párroco en San Pedro Apóstol, Ocotlán, instigador de la violencia en algunas comunidades de este distrito, particularmente en la comunidad minera de San José del Progreso, parecen pasar desapercibidos por el Arzobispo CHÁVEZ BOTELLO.
Es cierto, dichos escándalos de tipo sexual se han convertido en un tema mundial. Obispos que han sido cesados o sacerdotes encarcelados, son parte del anecdotario de estos tiempos. Empero, en Oaxaca todo mundo se conoce y sabe quién es quién. Sorprenden por ello los cargos rimbombantes de algunos sacerdotes licenciosos que públicamente exhiben a sus amantes, incluso, miembros de la clase política. La doble moral; el doble discurso; los descarnados sermones dominicales de dichos ministros de la Iglesia, contrastan con su tendencia hacia la carne. Y nada les inmuta, incluso codearse a cada momento, con la clase política encumbrada en el poder. (JPA)