A dos años de Ayotzinapa
Hoy se cumplen dos años de los hechos lamentables y dolorosos de Iguala y la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero. Autoridades federales, expertos independientes y organismos internacionales, no han podido dilucidar qué pasó la noche del 26 de septiembre de 2014 y cuáles fueron los móviles para la comisión de una acción de esa naturaleza.
Las indagatorias originales, que no la verdad histórica que manejó la Procuraduría General de la República (PGR), en la gestión de JESÚS MURILLO KARAM o las verdades a medias del Director en Jefe de la Agencia de Investigación Criminal, TOMÁS ZERÓN DE LUCIO, que recién dejó el cargo, muestran que detrás de la desaparición estuvieron conocidos grupos criminales, que tenían a su servicio a las policías municipales de Iguala y Cocula. Entonces, ¿por qué fue el gobierno de ENRIQUE PEÑA NIETO quien se enchalecó el asunto?
Las Normales Rurales –y no hablamos al vacío sino por vivencias personales- fueron y son semilleros de inconformidad, rebeldía y oposición sistemática al sistema. Sus alumnos han sido de facto, miembros de las Federación de Estudiantes Campesinos, Sociaistas de México (FECSM). De ahí emergieron guerrilleros como LUCIO CABAÑAS BARRIENTOS, en la década de los setenta. La pregunta del por qué hubo una respuesta tan violenta de los grupos criminales, sólo puede ser respondida en torno a la afectación de sus intereses.
La lección de Ayotzinapa, sin embargo, parece no haberse aprendido. Desde hace más de tres semanas, grupos minoritarios que no representan a los normalistas de las once escuelas que hay en el estado, se han dedicado prácticamente a delinquir. Lo mismo han cerrado plazas comerciales que han instalado el retén de Hacienda Blanca. Han hecho y deshecho con absoluta impunidad. En su soterrada exigencia de plazas docentes sin examen, dejaron las aulas y están bordeando los límites de la protesta por actos delictivos.
La situación seguirá, sin duda alguna, porque no existe ni el menor asomo del gobierno de GABINO CUÉ, de mostrar la fuerza del Estado. Los dos meses y días que faltan para que termine este régimen, serán un suplicio para los oaxaqueños. Si la Reforma Educativa ya fue demolida por LUIS ENRIQUE MIRANDA NAVA, hoy flamante titular de la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), la gobernabilidad y la paz social en Oaxaca, bien pueden ser sólo una ficción de esta agonizante administración. (JPA)