Opinión 

¿Quién gobierna? – Isidoro YESCAS

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Isidoro YESCAS

Ninguna señal se advierte que la ingobernabilidad e impunidad que se vive en Oaxaca puede ser revertido en el corto plazo.

En el poder ejecutivo todo parecería reducirse a cumplir con los trámites administrativos y legales para la entrega-recepción por parte del  aparato burocrático del gabinete legal y ampliado, mientras que en la LXII legislatura los agobia la  rutina,  los posicionamientos mediáticos para que los líderes parlamentarios  no pasen desapercibidos y , por supuesto, los arreglos bajo la  mesa con personeros del nuevo gobierno para seguir reformando leyes a modo, como ya ocurrió con los administradores municipales y las nuevas reglas para la integración de fracciones parlamentarias.

El conflicto magisterial se ha convertido en una oportunidad para que la opinión pública no preste la suficiente atención a todo los   pendientes que dejará el gobierno de la fallida transición democrática y la megacorrupción que permeó en prácticamente todos los niveles, pero de manera más  visible en el círculo privilegiado de secretarios y ministros sin cartera  del jefe del poder ejecutivo .

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El sexto y último informe de gobierno será así  una mera cortina de humo y justificación con cifras acomodadas de lo hecho  y no hecho, pero finalmente reportado como “obra concluida”, en el último tramo sexenal.

Y frente a un poder ejecutivo que ya abdicó del ejercicio de sus atribuciones constitucionales y legales para garantizar  la paz social y a la gobernabilidad de la entidad, quienes ahora gobiernan Oaxaca son los poderes fácticos.

Tal pareciera que al ceder al gobierno federal el control de la educación pública de nivel básico y de su aparato administrativo, el gobierno del estado también asumió que debía desentenderse de todo y de todos. Y ante tanta pereza hasta el gobierno municipal de la ciudad capital también ha pecado de negligente  para, por ejemplo, dejar en tinieblas importantes calles del centro histórico, evitar  el caos vial en importantes avenidas o agilizar las obras públicas bajo su responsabilidad.

Los próximos tres meses que le restan al sexenio del cambio serán, tal vez, los mas críticos para Oaxaca: porque,empoderado  como está, el movimiento magisterial y social  presionarán al máximo para buscar la abrogación de la reforma educativa y la solución de su pliego petitorio. De hecho,al romperse las negociaciones con la SEGOB, lo que ya se inició es una nueva etapa de movilizaciones  extremas con todos los daños que ello acarreará para la sociedad y los riesgos que tal recurso  puede  traer consigo para los grupos movilizados.

Y cualquiera que sea el desenlace de esta confrontación del magisterio disidente y sus aliados con el gobierno federal, el problema para Oaxaca y los oaxaqueños es que, insisto, no se advierte una solución de corto plazo a esta  conflictividad ni tampoco una ruta institucional para recuperar la paz social y la gobernabilidad.

Espero equivocarme porque de lo contrario el  nuevo gobierno tendrá una doble faena a partir del primero de diciembre: poner orden al caos político,  financiero, administrativo y laboral del gobierno en turno y dedicarle mucho tiempo y recursos para conciliar y pactar una nueva gobernabilidad  para Oaxaca.

Twitter: @YescasIsidoro

Agosto 24 del 2016.

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