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Nochixtlán: Red de mentiras y chantaje

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 Si hay algo caracteriza a quienes están al frente de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), es que nunca cumplen acuerdos. Tienen una bien ganada fama. No tienen palabra o sus jefes en los grupos en la clandestinidad se los prohíben. La pregunta que flota en el imaginario colectivo es: ¿qué se esconde exactamente o trata de ocultar la CNTE y sus grupos afines en los hechos de Nochixtlán? La respuesta es simple: la identidad de los provocadores e infiltrados. A casi cuatro meses del enfrentamiento del 19 de junio, la investigación está en el mismo punto. ¿Saben por qué? Por el chantaje y la manipulación de quienes están al frente de la Comisión de Víctimas. Los ya mencionados JUANA RAMÓN SOLÍS y MAURILIO SANTIAGO REYES.

El Subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación (SEGOB), ROBERTO CAMPA CIFRIÁN, ha estado en la entidad durante los últimos días, al menos dos veces. Ya entregó 4.5 millones de pesos a las supuestas víctimas. Reconoció que el asunto Nochixtlán ha resultado oneroso. Percibe la ambición y voracidad de quienes se han habituado a vivir de la dádiva del gobierno. Con su anuencia, la Procuraduría General de la República (PGR), entregó a la llamada Comisión de Víctimas, el informe institucional sobre los hechos. La idea era que con esta concesión se permitiera a los peritos continuar con las indagatorias. Pero no. De nueva cuenta, ayer se les negó la entrada a la comunidad. Ahí estuvieron representantes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y de nuestra deplorable Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), representados por ARTURO PEIMBERT.

Hasta el más torpe y obtuso entiende que ahí “hay gato encerrado”. Por supuesto. La agresión provino de ambos lados. Dispararon los elementos de la Policía Federal y la Policía Estatal. Pero también de los grupos civiles que acudieron en apoyo al magisterio. Si bien es cierto que no se han dado a conocer los peritajes hechos a los ocho cadáveres, valdría la pena saber con qué tipo de armas fueron asesinados. He ahí el quid para diferir las conclusiones; he ahí el fondo de pretender prolongar las investigaciones y tener un argumento permanente de victimización para seguir sacándole dinero al gobierno y que éste tenga en el caso Nochixtlán, una perpetua piedra en el zapato.

Por fortuna en Oaxaca, luego de los daños brutales a la economía, a la educación, a la paz social y a la gobernabilidad por parte de la CNTE/Sección 22, a nadie le interesa lo que le ocurra a los maestros. Nochixtlán es pues una red de mentiras y chantaje. Ojalá que la ciudadanía de dicha comunidad, retome el control de su pueblo y les quite banderas a estos malandrines disfrazados de luchadores sociales. (JPA)

 

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