Magisterio: dilemas y agravios – Isidoro YESCAS
Isidoro YESCAS
La reactivación de las barricadas y bloqueos carreteros en toda la entidad por parte de la sección 22 del SNTE y organizaciones aliadas ha colocado al Estado ante el dilema de continuar con las negociaciones y solucionar todas las demandas del magisterio disidente o apostarle al uso de la fuerza pública con todos los riesgos operativos y políticos que esto acarrearía. Pero en cualquiera de los dos escenarios nada garantizaría el cese de hostilidades, el regreso a clases y la recuperación gradual de la gobernabilidad en Oaxaca y los estados del sur-sureste movilizados bajo la égide de la CNTE.
La ruta de la negociación, es cierto, disminuyó en parte las tensiones sociales y políticas generadas a partir del fallido desalojo policíaco de Nochixtlán, pero resultó insuficiente para pactar una agenda institucional que comprometiera tanto al gobierno federal como a la CNTE, y de manera particular a la dirigencia de la sección 22 del SNTE, en un mapa de ruta que concluyera con la solución del conflicto.
A cambio de un breve y frágil armisticio, el gobierno federal, por vía de la SEGOB, cedió y concedió a casi todas las demandas gremiales y políticas magisteriales pero jugó con los tiempos para no ceder a la abrogación de la reforma educativa porque a final de cuentas esta demanda es atribución del poder legislativo y no del ejecutivo. Ese fue uno de sus errores: sobrevalorar la capacidad de negociación y movilización de sus interlocutores y, en el caso de Oaxaca, pasar por alto el vacío de poder que prevalece en la entidad.
Canceladas temporalmente las negociaciones la CNTE ha acudido otra vez al expediente de ejercer mayor presión política y castigar a los ciudadanos y a los sectores sociales mas vulnerables (que no a los “capitalistas”) con los bloqueos carreteros que en algunos casos ha servido para materialmente agraviar a la población de la que demandan solidaridad.
En Oaxaca estos casos son todavía aislados, pero corren el riesgo de ampliarse y hacerse mas frecuentes si la dirigencia de la sección 22 del SNTE no frena estos actos de vandalismo.
Agredir a reporteros o bajar con violencia a trabajadores del gobierno del estado que ayer se transportaban en unidades colectivas a Ciudad Judicial (el segundo incidente ocurrido en la barricada del crucero del Aeropuerto) no forman parte, entiendo, de los acuerdos de la Asamblea Estatal de la sección 22 del SNTE y responden más a la dinámica de esas “espontáneas” brigadas de apoyo que se forman en derredor del movimiento magisterial sin ningún control sobre su origen y actividades que llevan a cabo.
No debe perderse de vista que el vacío de poder que padece Oaxaca ha propiciado una mayor ingobernabilidad y violencia política y lo que menos debe alentarse es que, con todo y lo criticable que resultan los métodos de lucha de los trabajadores de la educación que por esa vía le apuestan a doblar al Estado, grupos de provocadores o vándalos disfrazados de luchadores sociales terminen por propiciar reacciones violentas desde una sociedad agraviada.
Al tiempo.
Twitter: @YescasIsidoro
Faceboock: Isidoro Yescas
Agosto 27 del 2016.