Opinión 

La crisis que se avecina en Oaxaca

Jorge Jiménez Zárate

De acuerdo a la encuesta México Elige realizada en diciembre pasado, ni siquiera la esperanza con la que inició el sexenio del gobernador Alejandro Murat, luego de una administración tan indolente como la de Gabino Cué, le alcanzó para lograr colarse entre los 10 mandatarios mejor evaluados, en cambio quedó en el lugar 19. Si las cosas siguen como van, dudo que este año lo logre siquiera ocupar ese puesto.

Hace exactamente un año de la presentación del Plan Estatal de Desarrollo 2016-2022, donde el Gobernador  Alejandro Murat  anunció que para lograr las metas establecida  realizaría un proceso de evaluación, con la advertencia de que sería removida toda persona que no hubiera dado resultados. En enero hubo cambios, pero no fueron motivados por una estrategia de gobierno, sino por una electoral.

Desde ese momento, quedaron “descabezadas” secretarías tan importantes como Administración y Cultura,  posteriormente se sumaron Salud y Asuntos Indígenas. Pasaron las campañas y voces importantes de la opinión pública oaxaqueña comenzaron a hablar de la falta de resultados y de un equipo cercano al Gobernador, que parece no ayudarle mucho.  La situación preocupa, pues los tan solicitados cambios  no se deben más que a la crisis de legitimidad que se avecina, si el gobernador se permite llegar a la mitad de su sexenio con pocos resultados y un equipo debilitado.

Estamos claros que las y los servidores públicos tampoco son magos, sin presupuesto para proyectos, tampoco se puede hacer gran cosa. En 2017 y en 2018 se anunciaron presupuestos históricos (88 mil 700 mdp y 101 mil 910 mdp; respectivamente) y sin embargo en las dependencia no se habla más que de carencias. Por ejemplo, al Registro Civil desde abril le han dado a cuenta gotas las hojas valoradas para la impresión de las actas de nacimiento. Así también, a excepción de las de la Gira Juntos,  vemos Unidades Móviles paradas por falta de recursos para moverlas, la lista de la escasez es larga.

La falta de resultados es grave. La semana pasada nos mostraba el Gobernador  en uno de sus videos, la reactivación del Túnel de Santa Martha en la prometida carretera de Barranca Larga – Ventanilla, sin embargo, en el video no se aclara para cuándo estará, lo único que vemos es lo que debimos ver desde el día uno de la administración: acción y trabajo por sacar uno de los principales compromisos de su sexenio. Cuanto más se postergue esa construcción, más se encarecerá el proyecto y más se alejara  de ser una realidad. Aquí el gobernador tendría que considerar qué tan eficiente le resulta continuar bajo un esquema PPS (inversión Público-Privada), que en sobradas ocasiones ha sido cuestionado, y mejor buscar un nuevo esquema de financiamiento que sí garantice la concreción de la obra.

Bajo este panorama, la Secretaría de Finanzas tiene en jaque al funcionariado público de las demás dependencias, tratando de “cuadrar” el cumplimiento de los compromisos del Gobernador en un formato tan absurdo como poco amigable. Es increíble que ni siquiera se hayan dado a la tarea de seleccionar la viabilidad de los compromisos y las dependencias competentes, antes de endosarles la responsabilidad a sus homólogos. Así de absurdo es pretender el cumplimiento de los compromisos sin asignar recursos para ello, me cuentan que en los muchos compromisos donde no ha habido asignación de recursos, finanzas pide que se ponga el sueldo de la persona a cargo de dar el cumplimiento a dicho compromiso, sin importar la competencia ni la cantidad real de recurso requerida, para efectivamente darle cumplimiento. Sólo por “llenar el formato”.

Lamento decirles que así vamos a llegar al segundo informe del Gobernador, con gente que en su momento le dio un voto de confianza, y hoy afirman que estamos peor que con Gabino. Con la inseguridad creciendo en regiones como el Istmo, la Cuenca y la zona conurbada de la Ciudad de Oaxaca, y la latente declaratoria de la Alerta de Género.

Es momento de ver una renovación del gabinete seria, sin amiguismos, como la sorpresa que tuvimos esta semana con la designación de la odontóloga Amairani a cargo de la subsecretaría de los Servicios de Salud, sin el regreso de personajes desgastados por escándalos de corrupción como Saulo Chávez, María Luisa Matus, o Miriam Liborio.

Repito, es el momento, porque a partir de aquí el gobernador tiene exactamente un año para darle a la ciudadanía los resultados que no se han dado hasta ahora. La crisis de legitimidad que un escenario así conllevaría, no podría resolverla ningún video ni hashtag,  y le plantearía complicadas sus aspiraciones  para 2024 y las del propio PRI, sobre todo con López Obrador y los súper delegados en el poder, pues ellos bien saben que en el primer año deben dar resultados palpables y no parece que vayan a perder el tiempo. Por el bien de Oaxaca, esperamos que el gobernador pueda hacer una pausa de la escena pública para tomar las riendas de su gobierno y darle viabilidad a sus compromisos, pero sobre todo, a las muchas necesidades de millones de oaxaqueñas y oaxaqueños que llevan más de una década, cuando menos,  esperando un gobierno efectivo.

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