Opinión 

Juchitán: la imparable violencia – Isidoro YESCAS

Alvaro Reyes Sanchez

Isidoro YESCAS

El asesinato del dirigente  coceísta  y cuadro destacado del PRD en la ciudad de Juchitán, Rolando  Vásquez Castillejos, no será, por desgracia, el último crimen  que se cometa en éste municipio istmeño,  convulsionada como está por la creciente actividad delictiva, la disputa de  plazas  por cárteles locales del crimen organizado, su añeja dinámica de  conflictividad político-social  y la evidente incapacidad de los gobiernos municipal, estatal y federal para prevenir y  desactivar estas expresiones de violencia .

No resulta del todo convincente la versión preliminar divulgada por fuentes policíacas que atribuyen el deleznable asesinato de Castillejos a un intento de asalto si se toma en cuenta que la agresión se perpetró dentro de un territorio hostil a la COCEI y sus dirigentes . Por lo mismo, tanto las dirigencias del  PRD como de la  COCEI debieran exigir por todos  los medios legales y políticos a su alcance una exhaustiva investigación sobre él o los móviles del  crimen que, además, concluya con la identificación y castigo de los autores materiales e intelectuales.

familia ejecutada

Y debo subrayar en la exigencia de la investigación y castigo de los responsables porque, de toda la cadena de  crímenes de ciudadanos y líderes sociales y políticos cometidos durante este sexenio en las ocho regiones de  la entidad , se cuentan con los dedos los casos resueltos por las autoridades responsables de la procuración de justicia a nivel estatal y federal. El denominador común ha sido la negligencia , incapacidad  y hasta complicidad de autoridades del más alto nivel, ministerios públicos y cuerpos policíacos, todo lo cual ha dado lugar a un crecimiento exponencial de la violencia e impunidad no solamente en la región del istmo, sino también, en las regiones de la Costa, Tuxtepec y, en menor medida, en los Valles Centrales.

De acuerdo a lo escrito por Eduardo Guerrero en la edición de agosto de la revista Nexos (“La Violencia social”),  solamente entre enero y abril de este año en la ciudad de Juchitán se cometieron 40 homicidios de alto perfil , es decir, ejecuciones llevadas a cabo por el crimen organizado pero también originados por motivos políticos.

Llama también la atención lo que el autor revela sobre el origen de las múltiples expresiones de la violencia social y política en nuestra entidad al señalar que entre 2007 y 2015 (que corresponderían a los sexenios de URO y GCM) el 22 por ciento de homicidios fueron atribuidos al crimen organizado,mientras que el 40 por ciento estuvieron relacionados con conflictos políticos y sociales.

Pese a esta situación tan crítica, hasta ahora en general los gobiernos municipales, estatal y federal no han reaccionado con la oportunidad y eficacia necesaria para evitar que la violencia termine por complicar la espiral de ingobernabilidad e inseguridad pública que padece Oaxaca.

Hoy la atención está puesta en Juchitán y en un gobierno municipal que ha sido bastante atento y dadivoso para repartir recursos públicos a las tribus coceístas, pero omiso y negligente para garantizar la seguridad de sus habitantes. Pero tampoco el agónico gobierno del “cambio” ha cumplido con su parte y mucho menos el gobierno federal, con todo y que la presencia masiva de elementos de la PFP en la región del istmo y otras regiones de la entidad.

Y a este paso, difícilmente el nuevo gobierno podrá aplicar en tiempo y forma  sus ambiciosos programas de desarrollo en esta zona y tampoco recuperar a corto plazo  la gobernabilidad de la entidad .

juchitán1

Twitter: @YescasIsidoro

Faceboock: IsidoroYescas

 

Agosto 21 del 2016.

 

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