Hacia el congreso del Instituto Politécnico Nacional
Por Samael HERNÁNDEZ RUÍZ
Hace un par de meses, en este año de 2016, los medios dieron a conocer la noticia de una nueva movilización de protesta de los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, sobre todo de aquellos que cursan estudios en el nivel medio superior de enseñanza politécnica. La protesta de los jóvenes fue motivada por la readscripción del IPN a la subsecretaría de educación superior de la SEP.
Los jóvenes vieron la decisión de las autoridades educativas con desconfianza, pues calcularon que el paso siguiente sería la desincorporación de las escuelas de nivel medio superior del Instituto Politécnico Nacional. La respuesta de la SEP fue corregir el “error” y afirmar que el IPN dependería directamente del secretario de educación pública, lo que provocó mayor desconfianza.
Antes, en 2014 (septiembre), la reforma del reglamento interior del Politécnico y del nuevo plan de estudios de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA), provocaron la movilización de estudiantes y académicos de esa institución, quienes exigieron la renuncia de la directora del IPN Yoloxóchitl Bustamante Díez, la suspensión de las reformas y la democratización del Politécnico.
La situación descrita de manera sucinta, dio lugar a un proceso que pretende reorientar al Politécnico y en cierta medida resignificar su visión de sí mismo
Un acuerdo central de los diálogos entre las autoridades federales y los representantes de la Asamblea General Politécnica, celebrados durante noviembre de 2014 (el acuerdo que perfila las características y condiciones del CNP fue suscrito, en su redacción definitiva el lunes 24 de noviembre de 2014), consiste en la celebración de un Congreso Nacional Politécnico (CNP) en el cual se habrán de dirimir las reformas de orden normativo, organizativo y académico que requiere la institución para fortalecer y renovar su misión histórica y hacer frente a los retos del siglo XXI. ( http://www.educacionfutura.org/el-conflicto-del-ipn-cuarta-parteel-referendum/ ).
En este contexto, fui invitado por las autoridades del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), de Oaxaca, para participar en la celebración del LXXX aniversario de la fundación del Instituto Politécnico Nacional, con una conferencia.
Como el caso lo ameritaba, mi intervención versó sobre la Protesta y el Conflicto Social: una propuesta de diálogo con los investigadores de las ciencias de la naturaleza.
La primera parte del título de la conferencia refiere a las actuales condiciones del Politécnico y a mi interés por estudiar los movimientos sociales; pero ¿por qué diálogo? Porque mi propósito fue propiciar la autorreflexión de la comunidad politécnica a partir de ciertos referentes de las ciencias sociales y de la experiencia del movimiento popular en México y particularmente en Oaxaca.
Por la reacción que observé después de mi conferencia, creo que en algo ayudó mi participación a darle un poco más de impulso al proceso que hoy se da en el Politécnico a partir de lo que será su Congreso Nacional.
Por estas fechas ya está casi integrado la comisión organizadora del congreso y por la información que tengo, fue largo el debate para definir la forma de representar a la comunidad politécnica en sus diversos componentes: académicos, Personal de Apoyo y Asistencia Educativa (PAAE) y alumnos. En mi particular opinión, la discusión sobre la comisión organizadora fue un desgaste innecesario. Dicha comisión debió concebirse como un organismo plural, representativo; pero eficiente y eso requiere que el número de sus integrantes no dificulte el cumplimiento de su cometido (algunas propuestas lo elevaban a 180 miembros). Hasta ahora desconozco cuál fue el resultado de dicha comisión o si habrá referéndum para resolver las discrepancias entre las autoridades y los representantes del movimiento.
De realizarse el referéndum, se abrirían las puertas para que la lucha entre los diferentes grupos que operan al interior del IPN, se enfrenten con resultados desastrosos.
La realización del congreso politécnico es crucial por muchos motivos. El primero es la refundación del IPN y la recuperación de sus propósitos nacionalistas en estos tiempos en los que México parece desvertebrarse; el segundo tiene que ver con su función específica, es decir, con fortalecer su carácter de institución educativa, de investigación y desarrollo y el tercero se relaciona con el nuevo modelo, sus características y el tipo de gobernabilidad que se le atribuya para la realización de sus funciones.
Otra característica del congreso politécnico, será el ser el vertedero de una diversidad de corrientes de opinión y de grupos políticos. Es muy importante mantener esa diversidad con una actitud de tolerancia dispuesta al diálogo y al intercambio de experiencias.
El movimiento de protesta está en estado latente, pero puede activarse de manera explosiva o encausado hacia el debate en el congreso politécnico, para mí esto último sería lo mejor. En el proceso nadie debe sentirse excluido y deben buscarse formas equivalentes de participación que complemente las deficiencias de representatividad en el congreso. Quienes se sientan poco representados, deben organizar foros, encuentros, publicar su opinión, crear un blog, utilizar las redes sociales, etc., para comunicar su opinión; pero no deben cometer el error de desautorizar al congreso, sino complementarlo. Un movimiento de protesta no se agota en un centro o en una jerarquía, es complejo y la forma en que los actores se pueden articular con él son muy diversas.
Por otra parte, el congreso no será la solución de los problemas del IPN, pero será una contribución crucial para su refundación.
Como todos los movimientos en instituciones educativas, el transcurrir del tiempo juega en contra de los estudiantes que pronto dejarán de serlo, y a favor de las entidades más estables: el cuerpo académico, más que el administrativo. Ese es el punto clave de la transformación de una institución educativa y al que la movilización debe apoyar para tenerlos del lado del movimiento.
Por otra parte, hay aspectos sobre los que hay que prevenir a la comunidad politécnica:
Si los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) insisten en el voto universal, directo y secreto para elegir a su director general, o personal administrativo, están cavando la tumba del IPN.
Las instituciones académicas no son espacios que se definan en términos políticos ni democráticos, su naturaleza es otra: son instituciones para el desarrollo del conocimiento y la educación, son pues meritocráticas.
Si lo anterior no convence, veámoslo de esta manera: que los estudiantes y maestros nombren al director general de IPN es borrar la frontera que distingue entre autoridades federales y movimiento estudiantil, lo que anula la dinámica de lucha por mejorar la situación de la comunidad politécnica. El co-gobierno y la “autonomía”, en ciertas condiciones, han propiciado el desastre de la mayoría de las instituciones de educación superior.
Los politécnicos deben dejar que las autoridades nombren a las autoridades y su movimiento debería centrarse en la mejora de las condiciones de los estudiantes, la calidad de su educación y la mejora meritocrática de sus profesores e investigadores.
Por último, una advertencia quizás un poco anticipada pero pertinente: ¿cuál será el estatus legal de los resolutivos del congreso? Creo que debería pensarse que, una vez resuelto el tema de la comisión organizadora, se definiera con las autoridades el estatus legal de los resultados del congreso y la creación de un órgano de vigilancia para su cumplimiento. Más vale.