El cometario de hoy, martes 29 de julio 2025
Dicen que las lecciones de la historia son irrebatibles. Muchos se preguntarán, ¿y cuál fue el quid, la esencia, el motivo o razón de que en 2002 se aprobara la creación del hoy desaparecido Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI)? Fue durante el gobierno del ex presidente Vicente Fox. Ahí se promulgó también la Ley Federal de Acceso a la Información Pública Gubernamental.
Durante la larga hegemonía priista, la discrecionalidad y la opacidad fueron una constante. Ningún gobierno federal o local rendía cuentas. El ciudadano común no podía conocer a dónde iban a parar los recursos generados de los impuestos que pagaba. Cada gobernante y su equipo podían hacer y deshacer del erario lo que les venía en gana. Asignar obras, otorgar bienes y servicios, contratos y cobrar el 10 o 15 por ciento, era la regla. Casi una institución.
Miles de millones iban a dar a cuentas personales. De la compra de inmuebles, vehículos, viajes, excesos y del político o funcionario hinchado de lana, no había datos. Todo era discrecional. De ahí que era urgente que el ciudadano supiera. Todo cifrado en el artículo 6º. Constitucional: el derecho del pueblo mexicano a saber; la obligación del funcionario a rendir cuentas. Sólo aquellos casos que tuvieran que ver con la justicia o la seguridad nacional podían ser motivo de reserva.
Todo ello –perdón por lo reiterativo- fue una conquista de la sociedad civil. Fue un triunfo ciudadano. Jamás una concesión del gobierno. Al contrario, era incómodo para éste. En Oaxaca, mucho se criticó que, siendo la pionera de esta iniciativa, fuéramos una de las últimas entidades en la creación del órgano garante local. Cierto. El gobierno estatal lo postergó mañosamente. Y el citado órgano nació por ahí del 2007-2008.
La semana pasada, el ejecutivo estatal envío al Congreso la iniciativa con proyecto de decreto para la extinción del Órgano responsable de la transparencia y acceso a la información, denominado OGAIPO. Una regresión a nuestra democracia; una bofetada al Grupo-Oaxaca que, en 2001, hizo posible el derecho de los mexicanos a exigir al gobierno y funcionarios, rendir cuentas.
Hoy, el saqueo asoma a la puerta; la discrecionalidad para el manejo presupuestal y la opacidad están a la vuelta de la esquina. El ciudadano estará atado de manos para exigir cuentas claras. Todo se habrá de sumergir en la manipulación de cifras, en la impunidad de quienes incurran en malos manejos. La herencia maldita del Mesías Tropical sigue cabalgando para hacer de México la nueva Cuba o la bolivariana Venezuela. (JPA)