Local Portada 

El comentario de hoy, jueves 14 de agosto 2025

Mucho hemos insistido en que la riqueza cultural de Oaxaca no se reduce ni a La Guelaguetza ni a los festejos de julio que, como hemos comentado, resultan cada vez más onerosos. Es mucho más. Es un contraste abominable que, por un lado, se hagan gastos multimillonarios y, por otro, haya que lamentar que eventos que, pese a las críticas, siempre representaron un hito en nuestro entorno cultural, se tengan que suspender por falta de presupueto.

La Feria Internacional del Libro de Oaxaca, conocida como FILO, será cancelada en su edición 2025 debido a la falta de financiamiento. Según algunos medios y plataformas digitales, esta es la primera vez desde hace 44 años que dicho evento cultural no se llevará a cabo. Los oaxaqueños pierden pues, al menos por este año, ese escaparate de conferencias, presentación de libros, conversatorios con autores y un espacio de sano esparcimiento para los amantes de la lectura. 

No es un secreto que, las nuevas tendencias de la información, el uso intensivo del teléfono móvil y las redes sociales, le han ido ganando espacio al hábito de leer. Es un hecho que, en universidades públicas y privadas, los espacios menos visitados son las bibliotecas y que, si bien el internet es una poderosa y gran herramienta, ha simplificado el trabajo académico dejando al libro en los anaqueles o en las librerías. El olor de la tinta y el papel del impreso, al igual que los periódicos, han ido perdiendo cada día más terreno.

Aunque los organizadores afirman que ésta será una “pausa” para renovarse, no deja de sentar un mal precedente que, por un lado, haya dispendio y, por otro, pobreza de recursos. Además, por lo que hemos visto, desde el inicio del gobierno de Salomón Jara, funcionarios y mandos medios llevaban a cabo jornadas de lectura en instituciones públicas y comunidades. Es más, hasta se designó a un funcionario como titular de dicho programa, aunque hay que decirlo, poco se sabe de ambos. 

Lo que para muchos fue la Meca cultural de México, por sus festivales anuales, el folklore, gastronomía, pintura, música, tradición y muchas expresiones más, parece estar mutando a la pura fiesta, de la mano con la turistificación y la gentrificación. El gobierno de la Primavera Oaxaqueña está obligado a preservar nuestros espacios culturales y las expresiones más genuinas de la identidad originaria, que no implica cerrarse a otras en este mundo global.

Los y las funcionarias deberían darse un brinco en los antecedentes de sus respectivas áreas de responsabilidad y encontrarán que, más que ocurrencias sacadas de la manga y el burdo negocio, hay creatividad, originalidad y actividades por las que Oaxaca ha alcanzado renombre en el entorno cultural. Ello, si en verdad quieren cumplir al plan de gobierno de Salomón Jara. (JPA)

Leave a Comment