El comentario de hoy, martes 30 de julio 2024
Sin tratar de polemizar, mucho menos desacreditar las diversas opiniones al respecto, durante la pasada celebración de lo que se ha llamado nuestra fiesta máxima, La Guelaguetza, se dieron temas que generaron un escándalo mediático inédito, además, de rudeza innecesaria, discriminación y amenazas a la libre expresión, eso sin contar con los abusos de que ya hemos comentado, que pusieron en entredicho dicho festejo.
Pretender silenciar la protesta de la cineasta Ángeles Cruz, con métodos torpes y vulgares, sólo generó un efecto boomerang, que se fortaleció con el intento de conculcar el trabajo del compañero periodista Edwin Hernández, sobre la citada protesta. El gobierno de Jara, vía Comunicación Social, reconoció y ofreció disculpas. No es la primera vez que alguien protesta durante el evento folklórico. Y no ha pasado nada. Hay quienes buscan foro y los reflectores mediáticos para hacerse escuchar.
La respuesta no se hizo esperar. La cineasta fue recibida por el ejecutivo estatal y manifestar su exigencia de justicia. El conflicto agrario entre Lázaro Cárdenas-San Miguel El Grande, en donde murió su familiar, es uno más entre la centena que exiten en la entidad, lo que ha generado asimismo, cientos de muertos. Ella es una voz que pide acción gubernamental. Pero muchos de quienes han fallecido no han tenido esa suerte.
Capítulo aparte fue el escándalo que se generó con la participación de la cantante Patricia Alcaraz, con la delegación de Asunción Ixtaltepec. Aunque de madre originaria de Comitancillo, pero nacida en Huimanguillo, Tabasco, de donde es su padre, fue objeto de las peores bajezas, incluso de quienes se llenan la boca para reprobar una y otra vez, la violencia contra la mujer.
Esto pone en tela de juicio a los comités comunitarios que, seguramente, de aquí para adelante, tendrán que exigir actas de nacimiento a los participantes. Si no son nacidos en Oaxaca, fuera. Si entre Las Chinas Oaxaqueñas hay jovencitas que no nacieron en el barrio de La China, estarían de entrada impedidas para participar. El ex gobernador Alejandro Murat no nació en Oaxaca, pero a través de un decreto se reconoció su ius sanguinis, derecho de sangre, fue con lo que se hizo de la gubernatura.
No defiendo a nadie, pero me pregunto: ¿De dónde pues tan auténticos, tan incluyentes, tan originales para discriminar y segregar a una intérprete notable de la música istmeña, cuyo pecado es no haber nacido en territorio oaxaqueño? ¿No se presume que nuestra Guelaguetza es el encuentro de razas, costumbres, folklore y un llamado a todos los pueblos de la tierra?
En mi opinión, este caso no debe repetirse más, empezando por quienes han asumido la responsabilidad de calificar y validar la participación de las delegaciones. Pues lo que se observa es un abominable tráfico de influencias de funcionarios y favoritismo. Empiecen por eliminar los elementos extraños en la vestimenta de los participantes, así como los bautizos, mayordomías y casorios, que son verdaderos somníferos para los espectadores. (JPA)