Opinión 

El comentario de hoy, martes 3 de abril de 2018

El domingo de Pascua o Resurrección, concluyó el período vacacional de Semana Santa. Fue un privilegio ver nuestra capital atiborrada de visitantes del país y el extranjero. Igual los destinos de playa. Y no solamente Puerto Escondido o Huatulco, sino playas modestas como las que se ubican cerca de Salina Cruz: Las Escolleras, Bahía La Ventosa, Playa Azul, Chipehua, entre otras. Esas playas excepcionales por los rumbos de Río Grande, como Roca Blanca, Cerro Hermoso, Las Lagunas de Chacahua y hasta en los límites con Guerrero o Chiapas.

Y ello sin mencionar los balnearios naturales de Laollaga, Tlacotepec, Piedra de Agua y Tamazulapan, entre otros. Al alcance de los modestos bolsillos de los oaxaqueños, cualquier río, afluente, presa o estero, fue visitado como cada año. Y sería largo enumerar los sitios de recreo que tenemos. No todo es Puerto Escondido o Huatulco, aunque sean los sitios con mayor infraestructura y publicidad. El turismo, ya lo hemos dicho, representa un rico filón que es a la vez, fuente de ingresos de miles de familias.

No es pues fortuita nuestra crítica al abominable método del bloqueo y el chantaje. A la sobada protesta de aquellos que para mantener vigente un conflicto que hay que explotar, se inmolan y victimizan. Es el caso de Nochixtlán. Fue un infierno para los visitantes que iniciaron sus vacaciones el lunes de la Semana Santa. Y lo fue también, para quienes retornaron el domingo. La súper carretera cerrada por unos cuantos, que se asumen miembros de un imaginario Comité de Víctimas. Un membrete que explotan a placer sólo unos cuantos.

Lo que más sorprende es la pasividad con la que los vecinos, quienes nacieron y viven ahí; los oriundos de Nochixtlán, han permitido que un grupúsculo de incendiarios y agitadores, les hayan robado la tranquilidad de su pueblo. ¿De dónde sacaron que los cascarones incendiados el 19 de junio de 2016, eran evidencia de la represión, si han sido ellos mismos los que han impedido la realización de las diligencias? ¿De dónde un monumento a los caídos, que algunos vecinos vandalizaron hace poco?

Hay algo que ya no convence al pueblo oaxaqueño y es la recurrente victimización de maestros, supuestos luchadores sociales y demagogos que por cualquier acción u omisión de las autoridades, se asumen reprimidos. El pasado domingo, sin saber la esencia de los hechos y antes de que la Fiscalía General del Estado iniciara sus indagatorias, la supuesta tortura de un miembro del Comité de Víctimas –el COVIC- desató un brutal bloqueo carretero. El prejuicio por encima de todo. Bien harían las autoridades en difundir qué fue lo que ahí pasó. No nos vayan a salir que el motor de todo fue el estado de embriaguez o pasional. Porque los de siempre ya encontraran al culpable de siempre: el responsable fue el Estado. (JPA)

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