El comentario de hoy, martes 28 de octubre 2025
Comentaremos hoy, de un tema que ha generado quejas, acusaciones y molestia ciudadana en los últimos tiempos. Nos referimos a la forma tan ruin, poco profesional y con mala fe, con la que operan algunas compañías aseguradoras. Son cuestiones que poco trascienden, de las que, aquellos que se asumen agraviados guardan silencio, pero que es necesario dilucidar como advertencia a los clientes actuales y potenciales.
Cuando le ofrecen un seguro de vida, automotriz o de vivienda, le ofrecen el oro y el moro. Atencion expedita en caso de gravedad, siniestro o robo. Sin embargo, las empresas –presumo- parten de la premisa de que ello nunca va a ocurrir. Es decir, que el costo que usted pagó es sólo en el hipotético caso de que algo malo ocurra. De no pasar nada, puede usted seguir pagando por años el seguro. Se embolsarán su dinero sin pudor alguno.
Pero qué ocurre en caso de un siniestro de tránsito, inclusive en donde por fortuna no haya desgracias personales o daños graves a terceros que, se presume, los cubriría un seguro de automóvil de cobertura amplia. Pues al asegurado tendrá que vivir un Calvario. Primero, para que le den la orden de servicio y envíen su unidad a un taller. En segundo lugar para que solventen el costo de las refacciones y la reparación.
Es evidente que en el amplio abanico de aseguradoras no todas operan igual. Hay quienes actúan con mayor profesionalismo; otras, todo lo contrario y acumulan decenas o centenas de quejas. Es el caso de SEGUROS BANORTE, en donde prevalece el burocratismo, la dilación, una pésima atención y la ignorancia supina de las llamadas o peticiones del asegurado. Su vehículo puede tardar un mes, dos o tres, sin que le pongan una sola tuerca de las que le faltan.
Pasada una semana, desde los altos ejecutivos hasta los más modestos empleados ya no le contestan las llamadas. El asegurado será como un mendigo solicitando un mendrugo de pan. Es decir, se invierten los papeles: de aquellos que le ofrecían maravillas al venderle el seguro automotriz, a los que fingen demencia cuando aquel cliente al que convencieron con argucias, solicita atención.
Lo que aquí abordamos es sólo una reflexión. Ojalá sirva para quienes tienen contratado o están en vías de renovar su seguro. Estamos ciertos de que existen los mecanismos de denuncia, reclamo o queja. Pero, seguramente serán organismos oficiales. En las empresas que comercializan –seguramente habrá excepciones- simplemente su queja será una voz en el desierto. Nadie la resolverá. Así de simple. Está en sus manos evitar que esto ocurra. (JPA)


 
								 
								