Opinión 

El comentario de hoy, martes 28 de noviembre 2023

Oaxaca se sigue desangrando con cuotas mortales, derivadas de conflictos agrarios y político-electorales. Ya son nota cotidiana los crímenes perpertrados por sicarios de tal o cual comunidad. Sería largo enumerar los homicidios cometidos entre pueblos vecinos, como los 14 muertos derivados del conflicto entre Santiago Amoltepec y San Lorenzo Texmelucan, el 1 de diciembre de 1998 o los 26 asesinatos en el paraje Agua Fría, de habitantes de Santiago Xochiltepec, perpetrados por sus vecinos de Santo Domingo Teojomulco, el 31 de mayo de 2002.

El 15 de mayo de 2011, por un conflicto electoral, hubo 10 muertos y 16 heridos, en Santiago Choapan. Vecinos de Santo Domingo Latani y San Juan del Río fueron emboscados cuando se trasladaban a la cabecera, donde se instalaría el Consejo Municipal Electoral. Se señalaron autores intelectuales que hoy despachan en el gobierno de la Primavera Oaxaqueña. Otro evento de naturaleza similar se dio el 21 de junio de 2020, en la comunidad de Huazantlán del Río, agencia de San Mateo del Mar, con saldo de 15 personas muertas.

Decenas de decesos hubo en la pasada administración en ajustes de cuentas por supuestos líos agrarios. Fueron 5 muertos y 8 heridos, el saldo de la incursión armada de Santiago Lachivía contra pobladores de San Pedro Mártir Quiechapa, el 24 de abril de 2017. El 18 de julio de 2018, luego de un ataque de vecinos de San Lucas Ixcotepec, sucumbieron cosidas a balazos, 14 personas de Santa María Ecatepec, distrito de San Carlos Yautepec. ¿El móvil? Añejos conflictos agrarios.

Y no mencionamos aquí las decenas y decenas de muertos de los líos entre los triquis; los que mantiene San Juan Mixtepec y Santo Domingo Yosoñama o los de San Sebastián Nopalera y Zimatlán de Lázaro Cárdenas. Nuestras tierras flacas e improductivas salpicadas de sangre. El catálogo de agresiones armadas es enorme.

Es el caso del añejo conflicto que traen entre manos la agencia municipal Llano de Guadalupe, municipio de Tlaxiaco y San Miguel el Grande. La incursión armada de la primera comunidad dejó el 5 de mayo de este año, 3 muertos y 3 lesionados. El pasado 22 de noviembre, en ataque armado en contra de vecinos de Villa Guadalupe Victoria, San Miguel el Grande, tuvo un saldo de 5 personas fallecidas: dos elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones, dos autoridades municipales y un ciudadano. El sábado 26, 5 hombres y 4 mujeres, vecinos de Santiago Mitlatongo, fueron asesinados en una emboscada. Un ajuste de cuentas por disputa territorial, con su vecina Santa Cruz Mitlatongo. Se trata de hechos criminales que deben tener una respuesta enérgica del gobierno estatal. Para este rosario de delitos que hemos descrito, la panacea no son los sobados acuerdos de paz o las consabidas mesas de diálogo. Es el ejercicio simple y llano de la ley. Los autores materiales e instigadores, tienen nombre y apellido. Las autoridades están obligadas a ir por ellos. Debe sentarse un precedente contra la impunidad. (JPA)

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