Opinión 

El comentario de hoy, martes 28 de febrero 2023

Ante el evidente deterioro de una parte de nuestro patrimonio histórico, como son las fuentes de cantera que se encuentran diseminadas por toda la ciudad, en el diario EL IMPARCIAL se emprendió hace poco más de una década una campaña. Primero, para sensibilizar a los gobiernos locales y, en segundo lugar, para llamar a la conciencia ciudadana, sobre la urgencia de su rescate y rehabilitación de este patrimonio excepcional.

Partiendo de la premisa de que el principal responsable de proteger y salvaguardar el patrimonio histórico de la capital es, en primera instancia el gobierno local, hubo sugerencias respecto a las fuentes de financiamiento para dicha empresa. Manos altruistas, que siempre las hay, se alzaron para comprometerse a financiar la reconstrucción, bajo la vigilancia y autorización, obviamente, de las autoridades competentes: el Instituto Nacional de Antropología e Historia –el INAH- y la dirección municipal del Centro Histórico.

Una y otra vez se ha sugerido a las autoridades municipales aplicarse para obtener el financiamiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura –UNESCO-, dado que la capital está en su lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad. Ha prevalecido el silencio. Cada munícipe se ha asumido un sabelotodo; un ente que no necesita el apoyo de nadie; un político omnipotente. Todo saben o creen saberlo.

A poco de iniciar la actual administración municipal, se llevó a cabo un acto en el cual se presentaron a algunos oaxaqueños distinguidos que tomarían como tarea el rescate de nuestras fuentes. Trascendió que un grupo de ex egresados de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca –la UABJO- había emprendido tan noble tarea. Sin embargo, la semana pasada circularon fotos y videos respecto no sólo a la falta de acciones para rehabilitar dicho patrimonio, sino del franco deterioro y posible destrucción de algunas fuentes. Se dice que fue un problema de comunicación. No lo dudo.

Sin duda alguna, el rescate y la salvaguarda del citado patrimonio que nos legaron nuestros ancestros requiere de corresponsabilidad, entre gobierno y sociedad civil. El ayuntamiento de la capital, que ha denunciado arrastrar un empobrecimiento de recursos desde el inicio de su gestión, debe alentar el apoyo de los organismos privados y de esa sociedad civil, para la rehabilitación del referido patrimonio histórico, sin burocratismos, sin fijaciones ideológicas ni la ventaja política tan usual en estos tiempos, pero tan abominable. Urge hacer una evaluación de lo que se ha hecho a la fecha y valorar la situación de deterioro que presentan algunas de las fuentes históricas aludidas. La capital requiere de acciones serias y responsables, no de abulia o abandono. Mucho hemos denunciado a depredadores y vándalos que se dedican a destruir. De seguir así, todos salimos perdiendo y, particularmente, nuestra capital. (JPA)

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