El comentario de hoy, martes 27 de noviembre 2018
En realidad, la consulta ciudadana del fin de semana pasado, para validar la viabilidad del proyecto transístmico, entre otros proyectos que pretende poner el marcha el nuevo gobierno, no era necesaria en Oaxaca. Dicho proyecto es un viejo anhelo de los oaxaqueños y hay apoyo de facto al mismo. Lo que deseamos es que sea una realidad y no un simple señuelo como ha sido en los últimos treinta años. Hay que recordar que el referido proyecto ha tenido varios nombres: Puente Multimodal Transístmico, Canal Interoceánico, Plan Alfa Omega y otros más.
Una revisión a la posición privilegiada del Istmo de Tehuantepec, en la geopolítica mundial, daría muchas sorpresas. Se ha escrito mucho al respecto, desde el impacto económico de los ferrocarriles en el Porfiriato hasta los estudios sobre la posición estratégica, que ha ubicado en la región, la posibilidad de un canal interoceánico, vía terrestre. La ruta más corta para el manejo de mercancías entre el Puerto de Salina Cruz, Oaxaca y Coatzacoalcos, Veracruz.
El sexenio que termina nos deja la Zona Económica Especial en Salina Cruz, como una posibilidad de desarrollo regional y de convertir a nuestro principal puerto comercial y de altura, en un eje económico. Sin embargo, insistimos, ya no queremos más proyectos irrealizables sino los cimientos de un plan viable, que en realidad permita a la región istmeña convertirse en un pivote del desarrollo de la región Sur-Sureste del país.
Y decimos lo anterior, pues tenemos un proyecto carretero que lleva al menos quince años sin haberse concluido. No puede pensarse en un plan de gran envergadura con vías de comunicación anacrónicas y anticuadas. Si existe interés en el mismo, hay que empezar por sentar las bases de una vía de comunicación moderna. Otro factor que habrá de incidir en el éxito del Corredor Transístmico, es la seguridad. No habrá inversiones en una tierra de nadie.
Un factor adicional que puede incidir en el fracaso del proyecto referido, es la proliferación de grupos y organizaciones sociales, cuyo interés último es sólo torpedear cualesquier intento de apuntalar el desarrollo regional. Aquí es donde veo el meollo de la consulta ciudadana. En la medida en que sea la sociedad la que valide la viabilidad del proyecto, cualquier intento en contrario simplemente se topará con pared. Hace días mencionamos el revés de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a la llamada Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec, opositora a la instalación de un parque eólico. El máximo tribunal de justicia del país, justificó la consulta comunitaria y desestimó los argumentos de grupos y organizaciones que se han montado sobre una supuesta defensa de los derechos y el territorio indígenas. (JPA)