Opinión 

El comentario de hoy, martes 26 de marzo 2019

Los oaxaqueños en general, hemos visto con escepticismo y estupor la obstinación del magisterio, afiliado a la Sección 22 del SNTE, al pretender torcer el espíritu de la nueva Reforma Educativa, para imponer su propia ley. En torno a ello, vale la pena insistir en que el Estado, de conformidad con el Artículo 3º. Constitucional, no debe ceder un ápice en la rectoría de la educación en México.

El debate al que llamó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador en torno a los puntos cruciales de la citada Reforma que se discute en el Congreso, nada tiene que ver con el chantaje o el bloqueo que se ha impuesto al edificio legislativo de San Lázaro. Será un error histórico aprobar una ley bajo mecanismos de presión; con las libertades de consenso o disenso legislativas, conculcadas por más amenazas.

La aprobación o rechazo de la iniciativa que está en revisión no debe permitir excepciones ni ser coto de poder de nadie, menos ceder espacios para el empoderamiento de una disidencia que durante 39 años ha contribuido al rezago, al atraso y la baja calidad de la educación. Ni nómina ni plazas, mucho menos los planes y programas, deben ser motivo de discusión ni debate, menos instrumento de presión.

Para muchos oaxaqueños fue motivo de crítica el famoso pronunciamiento de la bancada oaxaqueña en la Cámara Federal de diputados, exigiendo una Reforma Educativa a modo de la CNTE y la Sección 22. Con esa misma enjundia deberían exigir la terminación de las dos obras carreteras que están en suspenso desde hace mucho; con esa misma capacidad crítica deberían exigir un mayor presupuesto o enarbolar la defensa de las estancias infantiles, los refugios para mujeres víctimas de violencia o mayores mecanismos de seguridad. Posturas como la señalada, facciosas y sectarias, han dañado al pueblo oaxaqueño.

Pero algunos sólo han servido para dar la mala nota y generar comentarios dolosos que nos ubican a los oaxaqueños como ignorantes. Insisto: ¿Alguien ha abordado tribuna para exigir programas para combatir la pobreza en Oaxaca? ¿Para resarcir el adeudo histórico que la Federación tiene con nosotros? Asumo que ninguno. Pero eso sí, están poniendo en entredicho la propuesta de una nueva reforma que contemple, una vez abrogada la que han torpedeado a placer y que aprobó el ex presidente Enrique Peña Nieto, fortalecer la rectoría del Estado y mejorar la educación que requiere el pueblo de México.

Nuestros legisladores y legisladoras federales se han prestado de manera burda a validar un juego perverso; una postura torpe, ajena a sus particulares responsabilidades, que pretende seguir hundiendo a Oaxaca en el atraso y el rezago educativo. (JPA)

Leave a Comment