Opinión 

El comentario de hoy, martes 25 de octubre 2022

A cinco semanas de que concluya la presente administración estatal y del relevo gubernamental, hay algo que es imposible ocultar: no hay una sola obra emblemática, que lleve el sello del actual gobierno. De las dos que funcionarios estatales insisten una y otra vez en que serán terminadas: el llamado Circuito Interior y la obra de “Simbolos Patrios”, hay mucha tela de dónde cortar. La primera muestra los síntomas de deterioro, a poco de abrirse a la circulación y la otra, ni para cuándo se termine.

Haciendo un ejercicio de memoria, recordamos algunas de las obras sexenales que han tenido impacto entre los oaxaqueños. La gestión de la súper carretera Oaxaca-Cuacnopalan se debe al ex gobernador Heladio Ramírez, su terminación a Diódoro Carrasco. Dicha obra hizo que de las nueve o diez horas que se hacían en autobús de la Ciudad a México, se redujeran a seis, con una vía moderna, aunque hoy en día con notable deterioro.

Al gobierno de José Murat se debe la construcción de los accesos de cuatro carriles a la capital oaxaqueña y el inicio del proyecto de la carretera al Istmo que, desafortunadamente, a 20 años de distancia, sólo ha sido un sueño. Su sucesor Ulises Ruiz, también dejó su legado: el adoquinamiento del Centro Histórico, que cambió por completo la imagen de nuestra capital y los cuatro carriles en el Cerro de “El Fortín”, más valorados que la velaria que cubre el Auditorio “Guelaguetza”.

Si bien es cierto que mucho fue criticado por la lentitud con la que se llevó a cabo, finalmente Gabino Cué dejó como obra emblemática para la ciudadanía, el puente y paso a desnivel de “Cinco Señores”. Una leve modernización a la infraestructura urbana, que no había cambiado en cerca de 50 años. Dejó encaminados el proyecto y el financiamiento del Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca, que se concluyó en los primeros meses de esta administración.

Sin embargo, sea porque la tragedia ha acompañado su gestión, con sismos, huracanes y pandemia, el gobierno de Alejandro Murat no pudo concluir ni las carreteras a la Costa y al Istmo, que fueron bandera durante su campaña política, menos una sola obra relevante que pudiera en el futuro, acreditarse a su gobierno. Para los conocedores, las dos que mencionamos al principio, no han sido de la dimensión de las ejecutadas en otras administraciones.

No se necesita ser un experto para darse cuenta que más que beneficio la obra de “Símbolos Patrios” ha generado malestar. Lo grave es que no se ve que pueda ser concluida en el tiempo que resta al actual gobierno. Ojalá estemos equivocados. Hoy en día es un verdadero desafío transitar por ese infierno vial, en el que si acaso se ven unos cuantos trabajadores de la construcción, en una obra que, paradójicamente, ya ha cobrado vidas. (JPA)

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