Opinión 

El comentario de hoy, martes 20 de noviembre 2018

En mi modesta opinión, considero prudente la propuesta del ejecutivo estatal, perfilada en su Segundo Informe, de trabajar de la mano con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. En realidad no queda de otra. Nuestra tragedia de pobreza y rezago social; de falta de obras de infraestructura acorde a los tiempos modernos y de los instrumentos que demanda el desarrollo, se ha cifrado en una pésima relación entre el estado y la Federación.

En ese aspecto hemos tenido muy mal fario. Sólo un ejercicio de memoria para ubicar el tema. Con la bandera de que la Federación tenía con Oaxaca una “deuda histórica”, en el año 2002, el ex gobernador José Murat fue a realizar un plantón a la ciudad de México. Los maestros arremetieron en contra del gobierno de Vicente Fox. Fue una estrategia fallida. Ni carreteras, ni obras ni beneficio alguno obtuvimos de esas acciones.

La mala vibra del ex presidente en contra de Oaxaca era evidente. La crisis del 2006 fue en parte por la amenaza de Fox de que las Fuerzas Federales de Apoyo participarían en el desalojo del 14 de junio, pero luego se echó para atrás. Así se la cobró al ex gobernador Ulises Ruiz. A éste lo salvó la campana, justo cuando se daba el relevo presidencial. El reconocimiento del PRI al triunfo de Felipe Calderón, fue la tabla de salvación de Ulises. Una vez más, se sentaron las bases para una pésima coordinación.

En su obsesión por darle la estocada final al PRI, la coalición que llevaría al triunfo a Gabino Cué, tuvo la bendición de Los Pinos. Creímos ingenuamente que habría una buena relación Estado/Federación. Craso error. El 15 de febrero de 2011, durante la primera visita del expresidente Felipe Calderón, los maestros de la Sección 22 montaron su teatrito. Golpearon a funcionarios estatales y a policías. Desarmaron a mujeres policías federales y dieron la puntilla. Calderón jamás volvió.

En el eje de esa pésima relación han estado los maestros. Como los cancerberos de la entidad, han obstaculizado el arribo de los presidentes. Peña Nieto no visitó la entidad, más que contadas veces. Ya en este gobierno, hay que recordarlo, el 7 de septiembre de 2017, la inauguración del Centro Cultural y de Convenciones se vio ensombrecida por las acciones radicales de maestros y adláteres. Haber perforado el fuselaje de un helicóptero, no fue la mejor nota. Eso sí, jamás se investigó para que los responsables recibieran castigo.

Peña pues, siempre nos ha visto con recelo, pese a la presumible amistad con el gobernador oaxaqueño. Pero sólo eso. El apoyo fue mínimo e institucional. Estamos igual o peor que antes de su gobierno. Ahora que inicia la mal llamada “Cuarta Transformación”, ojalá que se sienten las bases de una buena relación y los cancerberos ex officio, es decir los maestros, dejen de obstaculizarla. (JPA)

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