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El comentario de hoy, martes 2 de julio 2024

Uno de los rubros que ha sido, al menos durante los tres últimos sexenios, el coco de las administraciones estatales, es el de la salud. Y el gobierno de la Primavera Oaxaqueña no es la excepción. En la dependencia se han incubado los peores vicios. Se arrastran del pasado resabios de corrupción. Una danza de cientos de millones que haría palidecer hasta la lista de los más ricos del país, que aparece en la revista Forbes.

No me consta hoy, pero en el pasado fue la caja chica –o más bien la bolsa grande- de gobiernos, funcionarios, sindicatos y de una casta de operadores que se han enquistado en el sector y, como si fueran un mal necesario, siguen haciendo de las suyas. En el gobierno de Gabino Cué se dio un crimen y en el de Alejandro Murat la desaparición de un funcionario. Y es que, la tormenta perfecta se da, cuando las malas prácticas se traslapan con la ignorancia, torpeza o apatía de los titulares. Y ahí la burra tuerce el rabo.

Siempre hemos pensado que jugar con la salud es un crimen. En un delito de lesa humanidad, por ejemplo, que 300 mil mexicanos más hayan muerto por Covid –aparte de los 400 mil que se estimaba habrían de fallecer- por una mala política para enfrentar a la pandemia. Y no es una invención. Ahí está el informe que expertos difundieron luego de sus investigaciones.

Sin embargo, ello va al tenor de la fracasada política del gobierno federal: falta de medicinas, el abandono a los niños con cáncer, el fiasco de la mega-farmacia, entre otros, que conllevan a lamentar la desaparición de programas como el Seguro Popular e instituciones de seguridad social y su conversión en un monstruo de incompetencia llamado “Bienestar”. No es el nombre que le impongan; es su eficacia.

En Oaxaca hemos estado padeciendo en los últimos tiempos, los estragos del dengue. Hay ya muertes registradas. Pese a que recientemente el gobernador Salomón Jara puso en marcha un programa para su combate, había que preguntarse: ¿Y cuál ha sido el papel de la titular de los Servicios de Salud, Alma Lilia Velasco y su equipo, primero, para difundir las medidas de prevención, la asignación de presupuesto y, finalmente, las acciones para enfrentar dicho mal?

Creo que es válido aceptar cuando a algún funcionario o funcionaria le quedó grande el saco, para que, quien manda, haga los cambios o enroques necesarios. Es también un gesto de dignidad admitir que no se puede con el cargo. La ineficiencia echa por tierra cualquier compromiso político. El caso del dengue se ha añadido a la apatía para atender los reclamos de trabajadores y usuarios de la red hospitalaria.  

Caso emblemático es el Hospital Civil “Aurelio Valdivieso” a donde acuden miles y miles de oaxaqueños de escasos recursos en busca de alivio a sus males. Cada sexenio, cada día está peor. No basta con cambiarle de directivos. Necesita –así literal- de una cirugía mayor. (JPA)

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