Opinión 

El comentario de hoy, martes 18 de octubre 2022

La semana pasada, en un noticiario nocturno de la televisión comercial, se presentó un reportaje ciertamente preocupante: en Oaxaca, sobre todo en comunidades indígenas, la trata y el comercio ilegal de niñas sigue sin control. El trabajo periodístico ubicó este ilícito en la comunidad de Jalapa de Díaz, comunidad hablante del chinanteco, en donde el valor de una niña de 14 años de edad, se puede tasar en 500 pesos o hasta en 30 mil.

Sin duda alguna, este tema ominoso no es nada nuevo. Ha existido desde hace décadas o tal vez siglos, en diversos grupos étnicos. Entre los triquis, por ejemplo, se dice que comercializan niñas hasta por cajas de cerveza. Y ello está arraigado en los usos y costumbres de las comunidades, cuyo comercio ilegal cuenta con la aprobación de los padres y madres de familia que, por ignorancia o pobreza, condenan a sus hijas a una vida de vejaciones y de hasta explotación sexual.

Sin embargo, es inconcebible que hasta estos años del Siglo XXI, cuando se han aprobado ya reformas a la Constitución, a las leyes electorales y existe un gran activismo de parte de organizaciones de mujeres que luchan por la equidad de género y la paridad en cuestiones político electorales, las autoridades permitan esta trata abominable. La cuestión es revertir con leyes y reglamentos esta situación, para devolverle la dignidad a la mujer y niñas indígenas.

Hace unos días, una tríada de diputadas locales del Movimiento de Regeneración Nacional –Morena- asestaron un duro golpe a las mujeres –sobre todo indígenas- de municipios que se rigen por usos y costumbres o, ahora llamados Sistemas Normativos Internos. Dicha reforma elimina el plazo para que los municipios que se rigen por este sistema, no estén obligados a cumplir con el principio de paridad de género, a partir de 2023.

Con este panorama contrario a la norma de la igualdad y la equidad, ¿será factible que la Sexagésima Quinta Legislatura, conformada en su mayoría por mujeres de diversos partidos políticos, tome cartas en el tema de la trata de niñas, sobre todo en los grupos étnicos en donde se ha vuelto parte de sus usos y costumbres? Ojalá que quienes siempre promueven los derechos de las mujeres y dadas a emitir aquella frase de “las niñas no se tocan” en sus manifestaciones y protestas, tomen el tema como bandera. Ojalá también que nuestra improductiva, onerosa y voraz legislatura, haga su trabajo, más allá de madruguetes inducidos, de informes acartonados, de politiquería barata y futurismo, para contribuir de manera comprometida con un marco jurídico que mantenga a salvo la integridad y la dignidad de las niñas. Sus derechos a la educación, la salud y, sobre todo, a la libertad de pensar y elegir libremente, deben estar a salvo de cualquier ideología, partido político o moda sexenal. (JPA)

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